La vida tiene un ciclo natural con un inicio y un final. Un ciclo que se renueva en distintos ámbitos sociales y personales. En algún momento nos sentimos rotos y no hay otra escapatoria más que gritar o el agobio. Finalmente viene la aceptación, donde liberas lo que te anclaba a alguien o algún momento de tu vida.
Es mentira cuando nos dicen que tienes que sacar lo positivo de todas las relaciones. No, no todas las relaciones nos dejan aprendizajes, no todas las relaciones nos hacen bien, no todas las relaciones trascienden.
Si hablamos del amor de pareja, no siempre nos deja el mejor sabor de boca, hay veces que temblamos al recordar un nombre o simplemente un momento. Es normal, hasta cierto punto, porque vivir en pareja no es fácil, puede ser tu mejor historia o un momento que no te gusta recordar.
En vísperas de San Valentín me decidí a ir al Museo de las Relaciones Rotas, actualmente disponible en las instalaciones del Museo del Objeto en Colima 3145, en la Colonia Roma Norte en la Ciudad de México, hasta el 26 de marzo.
El Museo de las Relaciones Rotas ha tenido 59 exposiciones en 34 países del mundo. Esta es la segunda vez que se exhibe en la Ciudad de México. Abrió convocatoria el año pasado con la intención de acrecentar los objetos exhibidos en el museo desde su creación en 2010. De los más de 700 objetos que se recabaron, se realizó una selección de poco más de 70 artículos que cuentan historias de amor, desamor, pérdidas y momentos inigualables.
Entré. Llegué en modo solitario: a la par entraron dos parejas que se perdieron en el recorrido. Conforme subíamos, más me daba cuenta que era el mejor lugar para estar soltero o para ser un chismoso de primera…
Sí, me identifiqué, suspiré, hice como que no me dolía y, por fin, decidí dejarme llevar. Ya estaba ahí, lo había evitado por meses y por fin me debatí entre lo que sentía y lo que sabía que podía doler.
En efecto, ver tantas historias de amor me generaron muchas sensaciones y me di cuenta de las similitudes que puedes compartir con otras personas en cualquier latitud del mundo.
Un objeto puede llevarte a momentos únicos de la vida, durante el recorrido en el museo puedes ver artículos que se convierten en historias profundas: un encendedor, un llavero, un vestido de 15 años, un juego de mesa de un viajero, un barco de madera, una máquina de escribir, un anillo de compromiso, el collar de una gatita que nunca regresó, un frasco con café de su madre, un dinosaurio de papel, medicamentos para un embarazo no logrado, un zapato de tacón con aguja, un celular destrozado, una cadenita o una casa de Lego basada en la casa de su sueños.
Entre más me adentraba en el Museo de las Relaciones Rotas más me daba cuenta de que el amor tiene distintas manifestaciones. Lo que algunos vemos como lo máximo en el amor de pareja, otros podemos sentirlo en la familia, la amistad o en alguna forma mínima de afecto.
No es ninguna mentira confesar que ir al Museo de las Relaciones Rotas es un chisme total: miras el cliché de un amor no correspondido, el amor imposible que vemos en las películas, o bien, ese amor que le duele hasta al más seco de tu familia.
Durante la estancia en el museo veía grupos de amigas, parejas o personas que entre más leían las historias más se sorprendían. Aunque los silencios eran mayores que los susurros, en algunos momentos podías escuchar expresiones de incredulidad o de coraje al ver que las protagonistas de esa historia pasaron momentos más difíciles que los propios.
En ese sentido, hay elementos de las historias que duelen, aunque estás viendo un objeto la empatía llega hasta a ti, a tal grado de sentir impotencia en algunos casos.
Las emociones a flor de piel, una herida sin sanar o un recuerdo que se te mete en el ojo pueden hacerte llorar durante el recorrido, pero no estás únicamente con tu soledad, puedes utilizar los recursos digitales para apoyarte emocionalmente o bien escribir lo que sientes en hojas en blanco que puedes compartir en el tendedero al final del recorrido.
Muchas historias que encuentras en el recorrido conllevan distintos tipos de violencia o una nula responsabilidad afectiva. El lado positivo de las historias es que donar los objetos puede liberar a las personas del recuerdo de aquellos que les hicieron daño o que no valoraron los esfuerzos invertidos en su relación.
Además, el momento histórico que vivimos con la pandemia y sus consecuencias fatales también formaron parte de estas historias que rompen a cualquiera.
Asistir a esta exposición puede causar cierto conflicto emocional debido a que hay historias desgarradoras, sin embargo, hay más aprendizajes que dolores. Es revelador darte cuenta que las historias románticas sólo son creíbles en la ficción, porque en la realidad muchas de esas conductas aprendidas se traducen en violencias, dolor y pérdidas. No todas las personas viven duelos con relaciones de pareja, hay pérdidas familiares, abandonos, rechazos que duelen más que una ruptura amorosa.
Hay objetos que cuentan historias de amor largas, otras lo inconcluso, otras que no quieren repetir, otras la aspiración o los tabúes de una sociedad heteronormada, pero todas, absolutamente todas, incluyen sentimientos invertidos, algo tan humano como el amor se comparte para ayudar a sanar, prevenir, soltar, perdonar y olvidar a otras personas.
El Museo de la Relaciones Rotas es un espacio que nos hace más humanos, nos hace reconocer los desenlaces del amor y nos ayuda a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con nuestra familia, amistades o parejas.
Todo lo que inicia también acaba: terminar una relación de pareja, alejarte de tus amistades, la muerte de un familiar, inclusive perderte a ti mismx puede llevarte a un lugar incómodo, molesto y muy triste. Pero, si algo queda claro es saber que no todo está perdido, que siempre vendrá algo mejor y no hay mal que dure cien años.
Todos los duelos son distintos y atravesar cada una de sus etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) requiere su tiempo, lo que para algunas personas puede llevar poco tiempo, para otras puede llevar años o incluso vivir el duelo durante la relación. Hay veces que el desespero y el agobio llegan a tu vida sin avisar por razones increíbles o naturales, pero seguro encontrarás un momento para respirar, apapacharte y salir adelante con ayuda de especialistas y de tus seres queridos. No estamos solos, siempre hay alguien con quien contar.