octubre 27, 2025

El género negro: un síntoma artístico de la modernidad

By In Ensayos

La literatura negra, por decirlo así, no es autorreferencial (con alguna excepción)  

sino rabiosamente realista. Pero no es realista al modo naturalista:  

no idealiza ni caricaturiza a los pobres o a los marginales 

 o a los delincuentes. Más que un mensaje utópico,  

manifiesta una amarga decepción. 

Henry Trujillo. 

Durante mi estancia de dos semanas en Montevideo, Uruguay, donde participé en el Coloquio Internacional de Género Negro Días Contados III, logré conocer la importancia que ha tomado este género literario que no ha sido bien visto desde la elitista academia. Muy vendido, al estar centrado en la existencia de un crimen que debe ser resuelto y que encanta a sus consumidores. Aquí un conocedor pensaría en clásicos como los relatos de Edgar Allan Poe o en el Sherlock Holmes de Doyle. Sin dejar de lado las excesivas series televisivas policiacas creadas como productos de alto consumo o aquellas influenciadas por el esquema de resolver un enigma. Ejemplos demasiado atractivos y considerados simples objetos de consumo para el ocio humano. Sin embargo, considero que analizar este producto que tiene sus orígenes establecidos en el siglo XIX, es importante para comprender el encanto hacia historias que retratan la violenta condición humana y los límites que puede alcanzar con el tiempo. Alejándome de mi constante relación con la literatura, transportaré estas líneas hacia otro medio que es la televisión y hablaré de una serie a la que soy adicto y una más reciente que readapta a la familia Addams: Criminal Minds y Wednesday (aclaro que ocupo el nombre en inglés para no entrar en el debate de su traducción en los países de habla hispana). 

Comenzando, ¿quién no adora escuchar sobre crímenes en una noche tranquila, con una bebida caliente en mano y desde la comodidad de casa? Si bien algunos nos considerarán locos al contestar afirmativamente, yo pienso que somos los cuerdos dentro de un mundo que se esconde detrás del velo de una pseudoseguridad hacia la realidad humana. Recorrer historias acerca de crímenes cometidos, ya sea desde la perspectiva de un detective, del criminal o incluso de la víctima, no es una novedad de la era actual, donde existe un auge más notorio de este tipo de narrativas que se han influenciado de sus clásicos. Sin embargo, es importante dar a conocer que la modernidad humana (pienso aquí en un esquema temporal que comienza en el siglo XVIII hasta la actualidad) se han concebido muchos detectives y criminales que han revelado las pulsiones humanas para cumplir deseos que sobrepasan las normas sociales. El fin de muchas de estas historias era lograr resolver el problema presentado y regresar a esa normatividad perdida. 

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Bajo este esquema me golpea una espina en la nuca con la intención de poner la siguiente pregunta: ¿cuál es la necesidad humana de seguir encontrando un retorno a lo normal? Quiero pensar que tiene que ver con una angustia al conocer un mundo inestable, donde una acción puede causar una reacción que lo cambia todo. Es vivir en una caja con fisuras donde un simple contacto puede acrecentar esos espacios y presentar otro lado más allá de lo que conocemos, siendo algo desconocido, nos puede perturbar y aterrar. Eliminar lo extraño, pensado en este caso como el acto realizado por el criminal, logra darnos una sensación de paz. También debo considerar la afición de muchos por ir siguiendo las pistas para acompañar al detective de la historia, tratar de resolver quién es el asesino y cuáles fueron sus motivaciones.

Criminal Minds para generar calma

Una de las series con mayor impacto de este género fue Criminal Minds, con sus personajes característicos pertenecientes a una rama del FBI encargada de resolver crímenes complejos, al estar ligados a asesinos con un alto coeficiente intelectual. Si bien en Estados Unidos existe un amplio catálogo de series televisivas en torno a lo policiaco, ésta identifica la complejidad de entender al criminal, de armar un perfil para poder derrotarlo en su propio juego. Logra meternos como espectadores en un escenario psicológico, en comprender la mente del asesino, quien parece siempre estar un paso adelante del equipo protagonista. Si bien uno de los aciertos de esta serie fue que el espectador volteara a ver al asesino desde sus pulsiones humanas, su punto más importante estuvo en retratar una realidad violenta desde la posibilidad de una representación audiovisual. 

En esta serie es posible ver el retrato de la brutalidad humana, de las problemáticas de un sistema que llega a ser fallido, pero que, desde un deseo de hacer ver bien a las instituciones gringas encargadas de la seguridad, logran restituir una normalidad después de dejar ver situaciones llenas de violencia meticulosamente planeada. Podría decir que esta serie llega a ser un recordatorio de lo frágil que es sucumbir ante nuestros deseos violentos, la manera en que la vida se vuelve efímera en un parpadeo, donde puedes convertirte en la víctima de la violencia humana y sus posibilidades viles y siniestras. Un show lleno de la oscuridad de lo humano, un lado que se olvida que existe en ciertos momentos, pero que siempre estará latente en cualquier esquina del mundo

Dar voz a los marginados

Ahora bien, ahondando más en la relación con ese realismo enfocado en esa decepción que menciona Henry Trujillo, aquella que retrata una realidad cruda, existen otras representaciones que buscan no indagar en una violencia tan explícita como los shows policiacos. En este caso, Wednesday es un ejemplo de una adaptación del género negro dentro de lo detectivesco. Para los que ya acompañaron a la hija de la familia Addams, habrán notado la influencia de Edgar Allan Poe a la creación de Tim Burton, desde el nombre de la escuela “Nevermore” que hace alusión al poema El Cuervo, o los nombres de los equipos en esa competencia en canoas que son alusivos a los cuentos del escritor inglés, sin dejar de lado el claro uso de una estética oscura y la configuración de una trama basada en resolver un enigma. Aquí se encuentran elementos del género negro, pero relacionados a la fantasía donde conviven sirenas, gorgonas, videntes, lobeznos, entre otros seres, que conviven marginados de la normatividad. 

Una de las claves de esta serie está en la perspectiva, aquí todo ocurre en torno a la mirada de lo marginado, en una lucha por resolver crímenes que se relacionan con uno de los seres diferentes, pero que al final es controlado por una persona normal que tiene resentimiento hacia lo diferente. Esta historia, a diferencia de Criminal Minds, no busca regresar a una normatividad de la falsa seguridad, sino que demuestra la brutalidad humana hacia lo desconocido, hacia aquello que aterra desde los confines del inconsciente colectivo, pero que saben desde la consciencia su repulsión inexplicable. Wednesday explica otra perspectiva que se aleja de lo normativo, donde lo diferente busca sobrevivir para evitar la tragedia que se avecina. 

Imagen: Netflix

Es este cambio el que denota una de las importancias del género negro y su constancia en la actualidad, donde no debe existir del todo una solución que nos aleje de esa sensación del peligro, sino que ese peligro seguirá latente en algún lado, buscando hacerse presente ante los estudiantes de “Nevermore” por ser diferentes a lo que plantea la sociedad. Esta serie acierta en indagar en los temores humanos como ese motor pulsional que lleva a cometer acciones violentas, demuestra una existencia de impulsividad que llega a controlar nuestra razón y la manera en la que definimos el bien y el mal. Circunstancia subjetiva, ya que la noción de lo correcto y lo incorrecto es variable, llegando a ser personal y de la que trataremos de aferrarnos, defender y conservar. Aquí se retrata la violencia ejercida a lo diferente, donde, a diferencia de las series policiales clásicas de la televisión gringa, los encargados de cuidar el orden pueden convertirse en un peligro. 

Al centrarme en el género negro y sus posibilidades en Estados Unidos, no planeo alejarme de su función como producto artístico de comunicación. Ambas series toman rumbos diferentes, la primera centrada en reconfortar al espectador con sentirse protegido por el FBI y su magnífico funcionamiento. Efecto que, como bien diría mi mentor en guionismo, ocurre porque los personajes deben ser los mejores en lo que hacen. En este caso, el género negro funciona como un producto que permite enseñar la eficacia de las instancias de gobierno que deben proteger a los ciudadanos. Siendo éxitos rotundos por esa sensación de seguridad que deja la mayor parte del tiempo. Situación que no sería posible en Latinoamérica, ya que en estas regiones no existe confianza en la policía. El caso de Wednesday es importante para lo que considero el uso del género negro en la actualidad, donde se cambia por completo esa sensación de normatividad y se habla de la inseguridad constante que sienten las disidencias. 

Finalmente, responderé directamente al por qué considero que el género negro es un síntoma artístico de la era moderna. Si bien historias sobre crímenes han existido a lo largo de todas las civilizaciones que han dejado vestigios, la noción de este género artístico no fue concebida hasta la era moderna, en especial a la modernidad acontecida en el siglo XIX. Por ende, cabe resaltar que éste ha representado acontecimientos violentos desde la ficción, dando a conocer un desencanto a la realidad humana sobre sus actos cercanos al ejercimiento de la violencia y darles visibilidad. Quizá en la actualidad, donde toda esa violencia es más visible gracias a los medios de comunicación masiva, la escritura negra logra concebir un lugar para aquellos escritores que quieren hablar de una realidad llena de injusticias, de corrupción y eventos violentos que no pueden solucionarse del todo. Casos que ocurren, indignan, pero nunca tienen una conclusión. De tenerla, sólo sería con la idea de que el crimen será repetido en el futuro. Quiero pensar que el género negro sigue vigente y seguirá así, porque los crímenes, la violencia humana, las injusticias, seguirán ocurriendo y serán visibilizadas desde esta perspectiva, desde la crudeza de la realidad donde no todos estaremos seguros.

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