Pasé tanto tiempo sin hablar después de las tres de la tarde que todos en la oficina se fueron. No dije ni una palabra, ni cuando terminé mi turno más tarde y vi al vigilante listo en cerrar el edificio, ni cuando subí al camión y pedí con la mirada el asiento vacío junto a la ventana, no dije nada cuando llegué al gimnasio y me pidieron prestada una pesa, ni un sonido salió de mi boca cuando regresé a casa a acostarme y recordé que así estuvo mi corazón cuando me engañaste. Callado, lo callé todo, pero mi mente no dejo de pensarlo.
Es triste darse cuenta que la mayoría de las personas que han vivido una relación amorosa han pasado por una infidelidad, ya sea que hayan sido infieles o víctimas del engaño, pero siempre hay una anécdota que contar en las reuniones sociales, el chismecito que ahora da risa, pero como dolió.
A mi corazón le costó mucho salir de ese vacío, estaba apretado y si quería sentir sus latidos se escondía cada vez en ese hoyo tan grande que me dejaste. Miedoso de volver a confiar, de volver a amar, sobre todo de volver a sentir. Por eso guardó silencio, lo querías seguir lastimando y sólo calló. Mis lágrimas tuvieron que hacerlo reaccionar, poner en palabras el abuso y gritar que no estaba bien.
El engaño
Parecía que todo andaba bien ese día, para mí al menos, todos mis amigos guardaban silencio y comencé a preocuparme. Me llevaron de la mano a una zona de la escuela que nunca acostumbramos y ahí me callé, ya no fui capaz de procesar palabra porque noté que algo andaba mal. Me mostraron lo que mi mente afortunadamente decidió borrar. El engaño. La infidelidad que para él sólo fue un beso, para mí abrió un hoyo en mi ser, un vacío que no solo estaba en mi corazón, se extendía en todo mi pecho y estómago, mi cabeza quería explotar, mis ojos mojaban mi cara, no podía decir nada porque me faltaba el aire y mi mente sólo proyectaba un agujero negro sin fin. ¿O era dentro de mi? ¿Dónde estaba ese amor?
Quisiera haberme ido en cuanto supe del engaño, pero ya no sentía nada. Mi corazón se apagó, yo me apagué. Es sencillo decir “amiga date cuenta”, pero estando dentro no te das cuenta, te duele todo pero no dices nada, no sabes cómo, si a alguien realmente le importa, si seguirán apoyándote aunque vuelvas a creerle, si un día quieres verlo y al siguiente no volver a saber de su existencia. Tu mente es un caos porque él se encargó de eso.
Me hubiera gustado levantarme un día y dejarte, decirle adiós a las mentiras, celos y desconfianza, pero me tomó muchos días, meses. Veces en que ni de la cama podía salir, no contestaba ningún mensaje y solo salían sollozos de mi cuarto. Hubo días en que platicaba más, verbalizar el engaño con mi red de apoyo me dio fuerzas y el vacío en mi parecía menor. Uno de esos días pude verme sin ti, mi futuro se acercaba y el cielo era tan claro que así quería que fuera mi vida, plena y tranquila, pero después de la infidelidad supe que nunca podrías darme eso. Era la primera vez que mi mente lo comprendía y lo hice, te dejé…
Lo hice y me alejé
Llorando y sin pensar
Si estuvo mal o estuvo bien
Y aunque a veces me hagas falta
Es humo de lo que un día fue
Mucho tiempo después escuché esa canción de Daniel, me estás matando y sin pensarlo comencé a llorar. Una melodía me aventó a ese negro callejón y viéndome sin salida llegaron a perderme más. Algunas mujeres se acercaron a mí a confesar que durante dicha relación fueron las “otras”, y con ellas surgieron más rumores que sólo hundieron más tu amor . Mucho más.
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Llenando el vacío
Hubo otros días más difíciles, cuando seguías buscándome convencido de tu error y prometiéndome todo lo que quisiera y lo único que quería era que te fueras. Un día entendiste que era suficiente, ya bastante había hecho tu engaño con mi amor. Tocaba reconstruirme y dejar salir poco a poco mi corazón, para amarse el mismo y no dejarme hundir nuevamente por la falta de valores de otra persona.
Han llegado más personas que no tenían porqué pasar por el desastre, sigo en reparación, el hoyo en el pecho ya casi se ha cerrado y la negrura del corazón resultó ser una sombra, gritar las emociones la hacen cada vez más chiquita y esta vida no es para guardarse nada. Si tu disculpa fue sincera te alegrará saber que no me he vuelto a sentir tan desdichada como aquel día, nadie me ha vuelto mirar a los ojos para decirme mentiras tan ensayadas que pasan por verdades.
Con el paso del tiempo intenté comprenderte, ser demasiado empática me llevó a emociones profundas, me sumergió a un lugar sin resentimiento ni culpas, donde no sólo solté tu cariño, sino también tus enojos, te visualicé como un ser que ha pasado por mucho y, como yo, no supo manejar su percepción de las relaciones y seguridad en sí mismo. Ya no tengo nada que perdonar porque no cargo con ningún sentimiento cuando pienso en ti, sólo pasaste por mi vida para enseñarme cuánto debo quererme.
El amor no es poseer, es libertad. El amor da paz.
Pido a los que están en relaciones engañosas que lean y analicen el soneto de Sor Juana Inés de la Cruz: “Que consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores”, donde se expresa la personalidad del posesivo, pues me ayudó a comprender parte de aquel “evento canónico” en mi vida.
Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos;
susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego
conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso.