febrero 14, 2025

Los otros Voldemort

By In San Valentín

Por Mara Güereca

No a todos los Voldemort alguna vez los llamamos “Amor”… También están aquellos que, sin llegar a ser nada, trataron de consumir tu alma, como si de un dementor se tratara. 

Después de casi 10 años soltera, producto del dolor que dejó el primer Voldemort, tus amigos y familiares se preocupan más por encontrarte pareja, que tú por querer tenerla. ¿El error? Complacerlos para quitártelos de encima. 

Así comenzaba la lista. El mesero de un bar que no mencionó que vivía con su pareja; el “güerito” que ocultó que estaba comprometido; el chico pintor que en la primera cita reveló que la policía lo buscaba. Un músico que una noche “olvidó” a su novia para tratar de besarme. No podía faltar el amigo del esposo de tu mejor amiga que sin aviso, llegó con una nueva conquista a una reunión. El arquitecto que llamó para decir que su ex no descansaría hasta vernos destruidos. Y por último, un ingeniero que conocí en un rodeo. Guapo, rubio, ojos verdes, pero destructivo.

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Encantador al escribir y de pronto, un ‘ghosteo’ de hasta tres días, para reaparecer como si nada.

Mis amigos me decían que el problema era yo, por exigente, y me lo creí, al grado de dejar que las cosas siguieran su curso.

Así llegó la primera invitación a casa. Ese día me gritó. Una manzana de supermercado lo sacó de sus cabales, pues aseguró que comerla me provocaría cáncer por no ser orgánica.

Foto de Liza Summer de Pexels: https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-en-sueter-marron-y-pantalones-vaqueros-azules-sentados-en-el-sofa-marron-6382660/

A los pocos días, una salida al cine con mi propio hermano terminó en una larga discusión donde buscó victimizarse.

Luego fuimos al cine él y yo. Soy de quienes prefieren dividir la cuenta. Al parecer él no. Terminé pagando todo, creyendo que la próxima salida él lo haría.

No responder los mensajes mientras yo trabajaba, usar short o no vestir más femenina, siguieron en la lista de peleas.

Una noche lo invité a salir con mis amigos. Quedamos de vernos en un bar. Él llegaría por su cuenta y yo con una amiga, quien se retrasó. Habían pasado 10 minutos cuando recibí la primera “amenaza”. Se iría pues “no me iba a estar esperando” y si el problema era mi amiga, que la dejara y me fuera sola, de noche, en taxi. “No me iba a estar esperando”.

Lo dejé irse. Ella valía más. Ese Voldemort desapareció unos días y de pronto llegó a mi casa para invitarme a salir. Así, de la nada, pero yo ya tenía planes de nuevo con mi hermano.

—“¿No estarás obsesionada o enamorada de él? Lo llevas a todos lados, le compras lo que quiere, todo el día estás con él…”

—¿Será porque es mi hermano menor, vivimos juntos y yo estoy a su cargo? ¿Sabes qué? Ya me tengo que ir. 

—¿A dónde vas? ¡Yo te llevo!

—No, gracias. Me voy sola.

—¡Te llevo! ¡Vámonos!

Para aligerar la tensión, acepté y me subí a su camioneta. 

No bajó de “pendejos” a todos los conductores, usó el claxon hasta que se cansó, se abrió paso por los carriles como quiso, aceleró sin importarle nada en su camino. Cruzó semáforos en rojo. No escuchaba mi petición de bajar la velocidad. Se convirtió en una bestia. 

Al primer semáforo donde se vio obligado a frenar, sin dudarlo me bajé, en medio de la calle. Me convertí en mi propio Patronus.

Me gritó. No quise voltear, ensordecí por supervivencia y seguí mi camino. Él volvió a acelerar y ahora el fantasma fui yo. Me desaparecí de su vida.

Verlo, saber de él, escucharlo, me provocaba estrés, me generaba miedo y poco a poco sentía que me acorralaba. Mi vida estaba en llamas y no sabía cómo apagarlas, pero el incendio se sofocó cuando no miré atrás. Fue tan liberador.

Ese día creí en la buena suerte porque la tuve. Estoy a salvo. Estoy viva. ¡No exagero, celebro que estoy viva porque de seguir ahí, no sé cuál hubiera sido mi historia! Y ojo, vivir no siempre significa respirar. Vivir, también está en la tranquilidad del ser, en sonreír sin miedo.

Ahí entendí que los Voldemort vienen en muchas presentaciones. Encantadores, pero manipuladores, machistas, sin autocontrol y que no necesariamente tienes que haberlos llamado “Amor”, pues otras veces pueden ser “amigo”, “hermano” o “papá”, gente que te hace creer que estás mal, que te presiona para actuar y que puede llegar a arruinarte la vida.

Aprendí a no creerles cuando te digan que eres exigente, a no complacer por presión y si un Voldemort llega a tu vida, encuentra el valor de vivir y convertirte en tu propio Patronus. Pronto llegará tu ‘Always’. El mío está aquí.

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