(a: f)
Hubo una vez
te dediqué sentimientos
incluso
entre líneas
también se filtró en la tinta
el miedo y la duda
Hubo una noche
sentí que entre tus brazos
podía quedarme a dormir
pero la vigilia se hizo mal hábito
y de tu cuerpo me escurrí
Hubo semanas
que no dejaba que tu imagen se separara de mis ojos
me conformé con un rostro dominical
me encarnaba un temor
de tener tus labios tan cerca y besarlos
tu cercanía se veía como una trampa
no me atreví a morder
Hubo años
un sábado me acordé de ti:
tu acento
la rebelión de tu pelo
la fuerza de tus brazos
tu piel crujiente
añoré tus camisas floreadas
la hilera de botones que me gustaba quitar
descubrir tu pecho y absorberte
Recuerdo
-aunque ya no muy bien-
si era tu lado derecho
o el izquierdo
tenías un lunar
extendiéndose como mapa hacia tu pierna
cerca de un territorio sagrado
que disfrutaba profanar
¿Fue el excitamiento de mi propio juego el que no me dejó verte más allá de la cama?
¿Hubo algo entre nosotros y no lo vi?
Hace meses lo confesaste
despreocupado
-como si ya no tuviera más importancia en tu vida-
y dijiste que sí
tu verdad aún resuena en mí
¿Decir que era joven excusa mi estupidez?
¿Mi miedo?
No supe cuándo te fuiste de la ciudad
ahora estás al sur
cerca de la playa
de la vida a la que querías llegar
Siempre me sedujo tu pasión por la música
podía escucharte horas ininterrumpidas sobre jazz
adoraba ver tu rostro con las historias de Chet Baker
tal vez creías me aburría
o
sólo te avergonzabas infantilmente por nada
Extraño eso,
Yo
sentada en tu regazo
abrazándote con mis piernas
mis brazos
mi alma
creyendo que
el olor de tu cabello
envenenaría mi raciocinio
que tus manos
se convertirían en cuchillas
que me desgarrarían hasta la espina dorsal
Proyecté mis miedos en tu cuerpo
pensé que eran tus propias fallas
era más suave
quedarme en mi nube petulante
que atreverme a saltar
Tomaría un camión en este instante
haría la maleta
arrojaría mi ropa a tu vida
me permitiría amarte
aunque sea uno o dos días
encerraría la lógica en un cuarto
por cuarenta y ocho horas
sólo para sentir
lo que pudo haber sido
a lo que siempre me resistí
Pasaría el fin de semana siendo tuya
en su palabra absoluta
y después
regresaría a la ciudad
con un sabor agridulce
y un sentimiento binario
pero
con la tranquilidad
y la dicha
de haberte amado.
