diciembre 22, 2023

Se incendió mi casa

By In Ensayos

Por: Diana Ramírez

¿Por dónde empezar y que suene coherente? Durante varios meses escribí un autorregistro, específicamente para este proceso, algo que me receté yo misma, aunque las primeras páginas son letras que prefiero mantener en la intimidad de mi libreta. Escribir siempre ayuda con la resignificación y catarsis, al menos así ha funcionado conmigo debido a que tengo el mal hábito de no sanar lo que no entiendo y de alguna forma, pasarlo a letras se vuelve más digerible para comprender.

Ya con las manos en el teclado pensé en iniciar como los textos que hablan del amor romántico y la construcción social de la pareja, aunque sonaría muy pretencioso, tal vez la teoría del apego sería un buen inicio; no lo sé, de un ensayo terminaría escribiendo una tesis y aún así le quedaría tremendamente corto a tal experiencia humana de la que quiero hablarles, así que les contaré una breve, muy breve, historia personal.

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04 de Abril, 2023 | Emergencia

En consulta.

—¿Cómo te fue esta semana?

—Nada bien. Se incendió el árbol de mi casa, llegaron los bomberos y todos los vecinos salieron a vernos. Desde ese día no he podido dormir porque siento que huele a quemado o parece que me imagino humo en mi recamara, estoy muy estresada. Además no he podido atender a mis pacientes, tuve que cancelar porque no puedo concentrarme, siento que me falta el aire al llegar a mi casa, así que prefiero salir o quedarme con mi novio, pero últimamente ya no tiene tiempo para mí.

14 de Mayo, 2023 | En llamas

Un mes después del incidente, me senté y busqué: “¿Efectos de un incendio?”

Se dice que el fuego en grandes proporciones puede acrecentarse y volverse de manera instantánea muy peligroso y sin control, ocasionando daños irreparables, hasta la extinción de la materia.

De inmediato volví a buscar: “¿cómo se extingue el fuego?” Resulta que existen varios métodos, pero lo que me llamó la atención es que las personas preparadas para extinguirlo necesitan de muchos conocimientos, habilidades y herramientas. Los bomberos, por ejemplo, no se lanzan a las llamas sin sus trajes especiales y estrategias que planearon específicamente para ese incendio, están preparados para la emergencia.

Me sentí poco identificada con esto, como muchas otras veces empecé a contarme historias, ya saben, escenarios ficticios donde un evento real se traspola a una analogía, esta es de mi ansiedad: mi casa, era yo.

Septiembre, 2021 |  Antes del incendio

Conocí a un personaje cuyo guión fue escrito cuatrocientas veces y practicó por horas antes de grabar para YouTube, ¿red flag de su capacidad para crear mentiras muy bien elaboradas? La primera vez que nos sentamos a hablar me contó su experiencia con antidepresivos, hablaba de su amor por el cine de terror, la fotografía y el stand up, escuchaba con atención todas sus historias, me hacía reír, aunque parecía un tanto soberbio y de pronto cínico, pero genuinamente gracioso, aprendí a no tomarme tan en serio las cosas, las risas definitivamente no faltaron.

Habíamos salido por meses y yo ya pensaba en cómo sería pasar el resto de nuestros días juntos, nuestros viajes, nuestra familia, nuestras mascotas, nuestros hijos, nuestros…nuestros. ¡Maldita sea!

Ya había hecho la película completa y me había comprado todos los tickets para verla, pero no era yo la protagonista; ¿porque él se había vuelto tan especial en mi historia tan repentinamente?. De 10 puntos en mi pirámide de criterios para una pareja, él ya tenía la mitad. El resto me los inventé yo durante dos años de relación, alimentados por bombardeos de amor después de cada pelea, viajes juntos, fiestas familiares a las que asistimos y planes a futuro que se quedaron solamente en eso, planes inconclusos. Ciertamente no soy la primera persona en enamorarse ni la última, la cuestión es cómo fue que me enamoré.

“Uno de los mitos románticos más potentes de nuestra cultura patriarcal es la idea de que la magia del amor nos cambia la vida, nos salva de todos los males y nos soluciona todos los problemas. El amor convierte a los sapos asquerosos en príncipes azules, deshace el hechizo de las bellas durmientes, rescata de su encierro a las muchachas, transforma a la criada que limpia chimeneas en una princesa”, dice Coral Herrera Gómez en Mujeres que ya no sufren por amor: Transformando el mito romántico.

No quise admitirlo, pero tenía miedo a tomar responsabilidad de mí misma, sentirme querida, protegida, segura, feliz. Le cedí un cachito de mi responsabilidad a ese cuestionable personaje: sentirme amada. Evidentemente no terminó bien. Podría culpar a la cultura por ello y decir que es más fácil buscar afuera que hacernos responsables, pero ¿qué posibilidad de ser feliz tenemos si la depositamos en alguien más que no somos nosotros mismos?

Mi cuerpo ya me estaba cobrando factura, funcionar en la cotidianidad se estaba volviendo cada vez más difícil, de pronto todo se desbordó: miedos, enojos, reclamos y un sin fin de vómito mental; yo había puesto mi fé a un Dios de carne y hueso, buscando la forma de encajar en lo que él pudiera necesitar y amar, esperando recibir lo mismo de vuelta, pero no se puede dar lo que no se tiene, el fuego no se iba a extinguir si ambos soplábamos las llamas del otro para vernos arder.

Todo terminó por intentar cuidar las heridas del otro, pero con egoísmo, como muchas de las relaciones que de a poco se olvidan de los acuerdos que en su momento más vulnerable se prometieron.

Meses de llanto, recuerdos, insomnio. Dolía menos ignorar las quemaduras que intentar curarlas con manos torpes, sanar solo me acercaba más al principio de todo.

Pero incluso con todo lo bueno, lo malo y lo increíble, seguía escribiendo esto pensando en que mis letras lo hicieran sentir bien consigo mismo, que no lastimara su ego, quería seguir sintiendo que lo cuidaba, para sentirme importante en su vida aunque ya no fuera parte de ella.

Luego de recibir muchos comentarios donde me felicitaban por haber terminado y salir “ilesa” de mi relación yo sentía que acababa de enterrar al amor de mi vida, me preguntaba ¿debería sentirme afortunada por haber salido de una relación en la que no se llegó a la violencia y abuso? Quizá por el contexto, México es un país con tal nivel de violencia que algunas personas pueden considerar una burbuja de privilegio que tu novio no te pegue. Entonces, ¿romantizar la ruptura con la analogía de un evento real como el incendio es una fortuna? No quiero minimizar.

Claro que me di cuenta que debía despabilarme, que sería la única que atravesaría las llamas para salvarme, nadie más que yo extinguiría el fuego por mí, pero tampoco sentirían lo mismo al quemarse, por más que le entregues tu vida entera a una sola persona, nadie es tú.

¿Han leído las señaléticas que ponen en cualquier edificio o sitio por seguridad? Te dicen paso por paso lo que se tiene que hacer en caso de emergencia, bueno el paso número uno es: manten la calma, toma distancia de la emergencia y busca el origen de esta misma.

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