Así que guardaste silencio porque piensas que en un futuro cercano nosotros sí podríamos funcionar.
Que de hecho sí. Sí te gusto mucho y te asustó lo genuino que se sintió tenerme cerca.
Emocionalmente no disponible, para muchas posibilidades.
Ya ni siquiera me molesta tu silencio, es como una brisa de cobardes marineros que no saltaron del bote a los brazos de sirenas.
Que protegieron su corazón con hechizos gitanos. Y mi amor tan gigante y salvaje no pudo contra ti, pero es que chico, el amor y el sexo no son una guerra. Pero si me dejaste ir es porque todavía no entiendes que no debes pelear porque no hay una batalla y que de haberla yo la perdería.
Siento pena por ti, no porque no hayas probado estos labios-sería demasiado engreída y entiendo que a alguien pueda no gustarle-. Siento pena de la libertad que no te permites, de los dolores de tu corazón que no te dejan navegar nuevos mares, siento pena por el ancla que te ata a un puerto que ya no existe en el presente.
Siento pena porque en ese mar yo también me reflejo y la verdad es que a pesar de tantos aires de seguridad con los que se mueven mis caderas, a mí también me dio mucho miedo que no se mueven lado a lado, se tambalean.
Te podría interesar: De las cosas que sólo pasan una vez en la vida: nosotres