abril 28, 2025

Luis Enrique, 53, CDMX, México

By In Perfiles

Este texto fue escrito como parte de un ejercicio de la 9na generación de la #RedLATAM de Distintas Latitudes.

Por Karen Villalobos

Quique tiene los ojos chiquitos y la sonrisa como la de un niño que no ha perdido la capacidad de dejarse sorprender por la vida.

A sus 23 años, siendo estudiante de psicología, entró como educador social de calle a El Caracol, una de las pocas organizaciones que atiende a la población callejera de la gran ciudad (Cdmx). Ahora, a sus 53 años, es el director.

Lleva su causa en la piel: un tatuaje que dice ‘‘chiras pelas-calacas flacas’’; el nombre de una campaña que preparan anualmente para sensibilizar a la población sobre el impacto de morir en las calles. 

Quique dice que aunque la muerte es una constante en su trabajo, la esperanza de que personas que tienen todo en su contra sobrevivan, lo es todo. Por eso persiste y les acompaña desde un modelo psicoeducativo que les permita una vida digna y la posibilidad de salir de las calles.

Necio con la idea de que la educación puede transformar realidades, cuenta que El poema pedagógico y Así se templó el acero son los libros que le cambiaron la vida.

“Por eso, cada que me enfrento a algo difícil, me acuerdo de cómo se templa el acero, que es a punta de chingadazos“, dice mientras se ríe.

Fotografía:

Tal vez te interese leer: Morir dos veces: la muerte de una trabajadora sexual en la Ciudad de México

Leave a Comment