Texto y fotografías: Christian Sida-Valenzuela
Hace poco tiempo, descubrí un punto detrás de Soriana Centro, y me puso muy contento.
Hace muchos años tuve una cita con una cajera que trabajaba ahí, a quien recogí precisamente atrás, en el estacionamiento en el que llegan los camiones gigantescos de descarga.
El punto al que me refiero es extraño, porque al principio no había nada, sólo un escalón: afuera de una casa abandonada se sitúa el vendedor de golosinas, normalmente está mi tocayo, a quien yo ya conocía de otro punto, (el de Zarco), y ahí, sentadito en el escalón de esa casa vacía, está el vendedor y uno así nomás llega, pide su dulce y se va. Pasando las semanas, se hicieron un techito de cartón para cuidarse de las lluvias. Un tiempo después, comenzaron a atender desde un auto, habían corrido a mi tocayo por tranza y por ser malo con la clientela, me enteré. Ser dealer está cabrón. Deja tú el aburrimiento, sólo pagan dos mil pesos a la semana.
No es un punto confiable éste de Soriana Centro: se acaba la merca rápido, no les llevan, se alejan si anda paseando en el barrio la Guardia Nacional, o el dealer se va a comer.
Se vale.
El punto más confiable del centro puede ser el de Zarco, porque ahí despachan pa’ varios lados. En ese punto, el punto es el auto y las motonetas, puede parecer plenaria de narcomenudista en un día cualquiera.
Antes de que descubriera tanto el punto de Soriana Centro como el de Zarco, iba al punto más extraño en el mundo, el del Ex-Cuartel Juárez. What the fuck con ese punto?! En pleno callejón bizarro, sólo a una cuadra del edificio de la CTM -del sindicato de meseros- están los dealers más malacarientos que existen. Siempre hay varios en un pequeño cuarto, sucio, todo mal, o todo bien, no sé.
La cosa es que la última vez que fui no estaban, la misma historia: la puta Guardia Nacional está jodiendo nomás, pero sí me encontré al Maestro Alberto, buen amigo y adicto a la piedra. Y ahí en el punto sin dealer, platicamos un ratito.
El punto de Barcena es EL punto, por antigüedad y por estar en buen lugar. Hay gente que no va al del Ex Cuartel por lo que ya conté, el de Soriana Centro es nuevo y el de Zarco también, “Barcenas” está donde su nombre lo dice, en un barrio tranquilo y de fácil acceso, incluso cómodo para comprar; si tienes suerte y si vas en auto, lo llevan a ti.
El problema con “Barcenas” es que se estuvieron moviendo, por la misma zona pero diferente esquina, ahora entiendo que atienden al lado de la cantina. Hace mucho que no voy porque es el que más lejos me queda, antes pasaba cuando regresaba de caminar en el Parque Guadiana. Caminas, te ejercitas en el camino y compras motita.
Marihuana con semillas, ramas, prensada como la chingada… ¡Pero es la mejor porque es la que hay! Y es que en Durango no hay nada más organizado que el narco y no hay otra mota más que la del punto. Ahora bien, que esa mota sea tan mala es porque al narco la mota ni le interesa mucho, ni le saca mucho varo. Para sacar buen billete se vende cristal, 50 pesitos la dosis y tienen enganchada a la juventud del norte mexicano. También se saca dinero de secuestrar y del aguacate en Michoacán, entre otras cosas.
Con todo y que ya pasó eso que llamaban en los noventas the green rush, la fiebre verde, la marihuana sigue siendo un motor económico fuertísimo en el norte de California. Hace tiempo es legal, entonces su preció bajó, pero sigue siendo ilegal en Texas o Florida y es ahí donde está el billete fuerte.
En plena pandemia llegué el año pasado a esas montañas que antes perforaban para extraer oro y ahora son parcelas y parcelas de sembradíos de mota. En la que estuve era muy curiosa porque al estar en una montaña, estaba inclinada -mi amiga me advirtió: “es como la cabaña del Tío Chueco”, decía-, y los pocos espacios planos se usan para sembrar y dormir.
Dormíamos entre los plantíos, entre cogollos verdes, morados y jugosos. Aunque luego me enteré que ese color morado que uno le ve a la mota de las tiendas en Norteamérica no es bueno ni malo, es el mismo efecto pero ahora está de moda y se vende bien, me dijo la dueña de la granja, quien sola -y algunas veces con la ayuda de un muchachón también cuarentón y guapetón- siembran desde marzo las primeras, para que en octubre y noviembre llegue el ejército de latinxs a “cortar” delicadamente la planta, que es el sinónimo de trimmear.
¡Los trimmers! Sueñas, vives, hueles, fumas, comes, a mota. Todo es mota. Se corta desde la mañana y hasta la noche, y es esa mota que uno trimmea la que llega a las tiendas en California o, como ya dije, allá por Dallas o Miami. Se gana muy bien trimmeando mota pero hay que saber hacerlo y hacerlo rápido, porque se paga por libra, me parece que a $130 dólares la libra y puedes cortar hasta 5 al día o más, si eres pilas.
En poco más de un mes que estuve por ahí, bajé de la montaña cuando cayó una primera ligera nevada. Veía las montañas así, con una profunda similitud a la Sierra Madre Occidental y pensaba ¿por qué no el gobernador de Durango se declara a favor de la mota y siembra todo el Espinazo del Diablo? Si tomas un globo terráqueo de esos donde puedes ver y sentir la cadena montañosa, verás que la que desemboca en la Sierra Madre viene desde Canadá, pasa por California y luego Durango, el estado con más sierra en todo México. En California sólo se puede sembrar una temporada del año, en Canadá definitivamente se siembra la mayor parte en los sótanos, el clima no da para sembrar al exterior, y en México, el 70% del territorio es propicio para sembrar weed, por eso le dicen así, hierba, porque crece en todos lados y de manera fácil.
En Vancouver, donde tecleo, tengo dos tiendas de venta de cannabis cerca de casa, uno a dos cuadras y otro a diez. Lugares amables, modernos. Una cadena de tiendas en especial, la llamada Cannabis Co., parece una tienda de Apple por su diseño. La marihuana es un motor de la economía de Vancouver y canadiense. No hay muertos relacionados a esto, cuando claro que los hubo, y es que ¿cuándo tuvieron que morir personas por sembrar o fumar una planta que a nadie le ha hecho mal?
Desde Tijuana, y hasta el Polo Norte, la marihuana es legal. Manejas por la costa de California, subes Oregon, llegas a Washington, cruzas todo Canadá y terminas en Alaska, y en todo ese trayecto, se puede comprar y fumar en el marco de la legalidad.
Y en Durango uno comprando un pinche gramo como si fuera un pinche criminal.