Hace mucho que no escribo en la revista. Quiero decir el número de meses, pero no lo recuerdo. Cada tanto me pesa porque “quería estar en una revista para escribir”. Ahora edito, coordino y hago otras cosas en este proyecto y, en cada una de esas cosas me pregunto si soy buena, si soy suficiente para estar acá.
No, esto no es un texto para que todos me den una palmada en la espalda y me digan que “claro que lo eres”, es una duda genuina y basada en las pláticas que he tenido con otros amigos. Y mucho con la fórmula que nos da el oficio (y con la que no siempre nos gusta ir en La Desvelada), que al final sí tiene sentido.
La fórmula va más o menos así: haces prácticas y servicio en un medio, entras a una redacción, ganas suficiente experiencia, luego eres editor y luego tienes puestos importantes.
En cambio, la mía fue más como: prácticas en un medio, graduarme, tener una crisis existencial, reportear pobremente unos meses, ser editora web y Community Manager, editar a Sac con toda la honestidad y conocimientos con los que contaba; llegar y editar en La Desvelada con esas mismas herramientas: conocimiento, honestidad, humildad y firmeza.
Muchas veces, en una fiesta o en una plática seria con amigos, que también son colegas, surge esa conversación en la que alguien termina diciendo que “¿como tal sabrá editar si no pasó por tal cosa?” Y lo entiendo, sé el porqué de su comentario, pero luego me quedo pensativa por unos minutos diciendo que “claro, entonces también soy esta farsa”.
Luego, cuando lo pienso más detenidamente, sé que es justo lo que no queremos que pase acá, que se tenga que seguir una fórmula que a veces es hasta agresiva con quienes escriben. Que sí puedo editar y hacer preguntas con amabilidad, ayudar a encausar un texto y hacerlo desde el conocimiento que tengo y consciente de lo que me puede faltar.
Sé que quizás me faltó atravesar tal o cual proceso, pero no me culpo por los sitios en los que no pude estar. Sé que no somos el primer ni el último medio fundado por jóvenes que decide lanzarse a pesar de la incertidumbre, de las fallas que se puedan llegar a tener (no a propósito, claro está). Pero como todos ellos, estamos dispuestas a aprender y mejorar.
Hace poco leí el texto que hizo Sac para el primer aniversario, para no repetirme mucho en las reflexiones que hago cada agosto con la revista. Hemos hablado de lanzarse al vacío, del dinero, del trabajo administrativo, de los métodos, de literatura y periodismo, de las autoras a las que admiramos, pero hay un punto que quiero resaltar. Este fue, es y será un espacio para aquellas criaturas híbridas que buscan su lugar en el mundo entre el periodismo, la literatura, la ilustración y la fotografía, quizás todo junto. Y para seguir siendo esto que no siempre sigue una fórmula exacta.
