Por: Constanza Mazzotti de TresdeLeila
Soy horizontal pero preferiría ser vertical. Es un verso erróneo pero de esta forma lo recuerdo cuando despierto de madrugada con toda la noche sobre mí.
Cierro los ojos buscando regresar a mi último sueño pero me es ya imposible. Los pocos signos de luces encendidas de los departamentos vecinos comienzan a colarse por debajo de las cortinas.
De pronto un movimiento de reacomodo de cobijas deja pasar un poco más de luz por debajo de la puerta, haciéndome saber que hay alguien contiguo que duerme con la luz de su habitación encendida.
Preferiría estar dormida a estar despierta. La dureza de los versos de Sylvia Plath referentes a sus carencias maternas las siento tan duras cuando se me va el sueño y pronuncio los versos: “Soy vertical, pero preferiría ser horizontal”.
Entonces viene lo verdaderamente complicado y que todos ya conocemos. Pensar en círculos, imaginar escenarios, recordar frases no dichas y anheladas. Imaginar futuros, reacomodar pasados, dar clases, resolver problemas entre estudiantes o enviar algún que otro email. La vida es mejor entre sueños, creo yo. Ya sean involuntarios o esos que uno resuelve en silencio y obscuridad.
Me gusta seguir instrucciones, así que nunca me levanto de la cama cuando me da insomnio, siempre permanezco, según lo indicado por la poeta, tendida. Luego pienso que eso de permanecer tendida como las raíces de los más bellos árboles a los que nunca me comparé en estándares de belleza, es lo mío.
Por suerte, en esos momentos de dureza nocturna, la belleza se reduce para mí a una única cosa: volver a relajarme en mi cama, en mis cobijas, con mi cabeza sobre las almohadas y retomar el sueño.
Pero pienso en el día, en los minutos que ya están llegando, en los ruidos de la calle que se encienden cada vez con más fuerza, en la blusa que no encontré para dejar lista, en que empiezo a sentir hambre y en que no guardé en la bolsa los documentos que ocuparé el resto de la tarde.
Como el tiempo pasa más rápido cuando uno debería estar durmiendo, dejo mi preocupación de lado y busco los espacios más frescos para acomodar mis pies, extender mis piernas… Y voy de nuevo: “soy vertical, pero preferiría ser horizontal”. ¿Ya está bien? ¿Qué pensaba Plath cuando dijo esos versos? ¿Pasaba por momentos de insomnio causadas por duras crisis existenciales en donde reflexionar sobre los cansados días y añorar el recostarse se hacía un martirio?
No considero que sea yo una persona de desvelos, más bien soy una persona diurna a la que le gusta descansar de noche. Prefiero las mañanas en donde incluso los desayunos apresurados no tienen mucho por donde asomarse y, más bien, son los pequeños momentos de una cafetera, del sartén a la lumbre, de la luz que indica el paso del tiempo lo que añoro al irme a la cama
Soy horizontal, pero preferiría ser vertical, el verso de Plath.