Un caso “típico” de niño trans, describe Ian Bravo del otro lado de la computadora. A inicios de este año terminó el internado y, tras 7 años, en agosto celebrará su graduación de Medicina en el Tec de Monterrey; casi el mismo tiempo que lleva expresando abiertamente su identidad de género.
Desde niño le gustaba jugar con carritos, jugar a las luchas con su hermano dos años mayor y entrenar fútbol. Solo que, a diferencia de otros niños, que se podían llenar el pantalón de tierra, a él, con falda, no lo dejaban jugar.
“Tú no deberías hacer esas cosas. Machorra. Vas a salir lesbiana”, eran comentarios que oía casi desde los siete años, y sentía vergüenza; cuando al final, “eran gustos”, cuenta.
Ian tiene 25 años y de su infancia no se acuerda mucho, más que de la culpa que, por lo mismo, trataba a toda costa que no le vieran. Usaba el pelo lacio y largo, y en la primaria, una escuela católica de Tlalnepantla, tenía muy pocos amigos, casi todos hombres.
Cuando creció, ya viviendo solo en la Ciudad de México, realizó su proceso legal de cambio de identidad en documentos con ayuda de la Red de Familias Trans, un grupo de voluntarixs de todas las edades, que empezó por un picnic en el bosque de Chapultepec con la participación de 20 a 25 familias que querían hacer comunidad.
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El 3 de marzo de 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó en Puebla la exigencia de tener 18 años cumplidos para que las personas trans tramiten su acta de nacimiento con el género autopercibido por violar el derecho a la identidad de género de las infancias y adolescencias trans. En otros estados donde esto ya era posible son Morelos, Oaxaca, CDMX y Jalisco. Éste último es el único estado en el que no hay límite de edad para dicho trámite, en los demás, los menores de 12 años aún no pueden acceder a este derecho.
Y el avance legal se dio, en gran parte, gracias al activismo que asociaciones como la Asociación por las Infancias Transgénero que trabajan en Ciudad de México desde 2018. Tania Morales, su presidenta, es abogada, madre de un ya adulto trans y miembra de la Asamblea Consultiva del Consejo para Prevenir la Discriminación en la Ciudad de México 2021-2024.
Tania cuenta desde su casa, una mañana de sábado, lista para salir, que el avance más grande ha sido social, gracias a que ya no es un tema tabú y que hay mucha más información, como conceptos con los que llegan los padres con la idea clara de apoyar a sus hijes. “Hace cuatro años las familias llegaban en llanto sin saber qué hacer y preguntando si se podía modificar”, dice. El acompañamiento inicia con niñes desde los 5 años de edad.
Lxs titanes
En 2018 Tania se había acercado a Nathan Ambriz, uno de los activistas trans que impulsó “Transmasculinidades”, un grupo de hombres trans para contar sus experiencias entre pares. “Y ella quería buscar amiguites para Luis, su hijo que acababa de salir del closet como un chico trans”, cuenta Jason Josef Flores-Ramirez, psicoterapeuta y miembro de la Red de Familias Trans.
En esas convivencias Jason conoció a Damián, otro joven trans con quien empezó a guiar un grupo como Transmasculinidades, enfocado a adolescentes mayores de 12 años y hasta jóvenes en sus veintes: Teen Titans.
“Nos viene la pandemia y Damián y yo una de las primeras inquietudes que tuvimos es ¿qué pasa con les chiques, cómo continuamos el trabajo?, y lo más fácil fue decir compramos un zoom para tener reuniones y sesionamos con elles”, contó Jason.
A dos años de iniciar esta dinámica virtual, en el grupo de whatsapp de Teen Titans, al que se entra a través de un formulario, hay 71 adolescentes miembros y entre 20 y 30 participan activamente. Una vez a la semana platican sobre sus angustias, tienen pláticas informativas de salud como infecciones de transmisión sexual, desde una visión muy diversa por las diferentes orientaciones sexuales de cada vivencia. Han tenido talleres de escritura de poemas, de dibujo y también han tenido contacto con activistas adultas como Kenia y Natalia Lane. Además, les adolescentes dirigen comités internos con sus propias reglas, que ayudan a la sana convivencia y en palabras de Jason, hacen que Teen Titans funcione como una plataforma de empoderamiento.
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Cuando Ian tenía 16 años y estaba en su último año de preparatoria, comenzó a comprarse ropa solo, rescataba algunas prendas que ya no le quedaban a su hermano, y entonces, se cortó el pelo.
“Creeme que al principio se me veía horrible, el primer corte que me hice… pero de verdad sentí cómo se liberó ese peso”, dijo, y fue un paso muy grande para sus papás. Cuenta que lo que más les preocupaba era el “qué dirán”: sus primos, tíos, abuelos y hasta sus amigos, pero Ian había confirmado con la guía de youtubers gringos y del apoyo de su círculo más cercano de amigos quienes algunos también eran LGBTQ+, y le habían llenado de esa seguridad que necesitaba para expresar su identidad.
“Claro que hubo llanto y dudas cuando les dije”, cuenta que incluso tenía un plan para huir a casa de un amigo si las cosas se ponían mal, pero hasta ahora, no ha sido necesario. Casi cada semana visita a sus padres, que ahora viven en Metepec, a una hora de la Ciudad de México y le da gusto cuando sus padres se dirigen a él como Ian, en vez de con uno de sus nombres que ellos eligieron, aunque les guarda cariño; pero “salir del closet” (como se dice coloquialmente) fuera de su familia trajo consigo una avalancha de rechazos, miradas y dudas que llevaron a Ian a una profunda depresión.
“Sí hubiera sido de gran ayuda poder ser reconocido legalmente en la escuela, en todos lados. Al principio eran cosas como de vergüenza, también tener tus identificaciones con un nombre con el que no te identificas, entrar a la escuela y que en las listas esté con un nombre con el que no te identificas duele muchísimo. Es un golpe bastante fuerte en el autoestima porque estás haciendo toda tu lucha para presentarte como tú quieres, como tú te identificas con las personas que vas conociendo y pues una credencial te lo puede tirar”, dice Ian.
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Kao Romero Flores, psicólogo y Maestro en Psicopedagogía de Puebla, y facilitador de Teen Titans, explica que la comunidad es claramente muy vulnerable a las sensaciones de rechazo por parte de la sociedad, y, en ocasiones, ni siquiera empieza en un rechazo explícito, sino en la idea de un posible rechazo, lo que puede generar ansiedad.
De acuerdo con el estudio Situación de las personas trans en México: discriminación y salud de 2018, el 76.52% de las mujeres trans respondió que alguna vez en su vida habían recibido discriminación por causa de su identidad de género, mientras que la cifra fue de 68.22% en los hombres trans, más cercana al 66.95% de discriminación que sufrieron otras personas de la comunidad LGBTQ+.
Los espacios públicos, seguidos de las escuelas y la familia, fueron los lugares identificados con mayor discriminación, en los primeros dos hacia las mujeres trans y en la familia hacia los hombres trans, por lo que desde la Asociación de Infancias Trans ya trabajan en un protocolo escolar.
Jason explica que desde la red se expide una carta para enviar a las escuelas cuando algún niñe entra a un nuevo grado o plantel y de esa manera sepan que los papás no vienen soles, sino que el respaldo de toda una asociación y exigen respeto.
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Eventualmente, Ian dejó la Red de Familias Trans porque los grupos están enfocados a personas más jóvenes y ya no se sintió tan identificado, pero le gustaba la convivencia familiar, aunque él fuera solo a las reuniones. La terapia psicológica y los diferentes tratamientos psiquiátricos desde los 18 años le ayudaron a consolidar su identidad, su autoestima y buscar sus propias redes de apoyo.
Para Ian ser un hombre no significa lo mismo que para Kao o para Jason y no debería porque justamente ahí recae el significado de diversidad.
Ahora que empezó su servicio social, Ian comenzó a la par su tratamiento hormonal de afirmación de género porque se siente listo y tranquilo con sus emociones. Desde los primeros meses de recibir testosterona, su voz es más gruesa, parecida a la de su hermano, y dice que ya no lo confunden con una mujer.
Ian quiere especializarse en Pediatría y cree que eventualmente le gustaría ayudar a infancias trans, que aunque sigue siendo un tema controversial el tratamiento hormonal a edades tempranas, todos merecen un tratamiento de calidad.