Varias veces he escuchado que en el mundo de los negocios la prueba de fuego para una empresa es un año, que ahí se decide si sobrevivirá o no. Para nosotros ese reto vino más durante el segundo.
No quiero decir que el primero no fuera difícil. Era esa fórmula ya conocida de tener de lectores a tus amigos y a tu familia. Hacer de todo y compartir cada publicación religiosamente esperando que cada vez más personas nos conocieran. (Seguimos un poco haciendo eso)
De pronto también llegó la #CoaliciónLATAM que nos sumó a algo enorme cuando aún nos sentíamos “en pañales”. Llegaron más amigos que querían escribir aunque les decíamos que no podíamos pagar un peso. De ese tamaño era la confianza en esta revista.
Sin embargo, también fue durante este segundo año que la vida se nos vino un poco encima: Sac-Nicté entró al doctorado y ambas nos cargamos de otras responsabilidades que nos hacían sentir muchas veces que no podíamos con todo y colapsamos un poco a final de 2021. Pero lo logramos. Claro que también pedimos ayuda.
Llegó Nikthya y su forma bonita de trabajar y también Miranda con toda la eficiencia y estructura para planear lo que de pronto nos hacía falta en redes sociales y contenidos.
A inicios de 2022 tomamos algo de la energía que nos quedaba para que esto no sólo sobreviviera, sino creciera aún más. Con la ayuda de la Coalición descubrimos que los talleres eran un sello distintivo y apostamos por eso la primera mitad del año. Establecimos límites de qué tareas tomaría Sac y cuáles llevaría solo yo (con su visto bueno en caso de necesitarlo). Y aunque el plan resultó casi como esperábamos, también nos trajo algo feo, o por lo menos a mí: sentirme más administradora que periodista y llegar a un bloqueo de más de medio año.
***
Hay días, como todo, como en todo, en que te preguntas si lo que estás haciendo vale la pena. Este año, en medio de dudas laborales, la respuesta llegó de nuevo gracias a La Desvelada en tres momentos. El primero fue durante una sesión de la 6ta Generación de la Red LATAM, Pere Ortín habló del “periodismo que está por venir” y entre muchas cosas, mencionó a los periodismos empáticos y sensibles, al hecho de contar historias que nos apapachen. Entonces pensé que íbamos por buen camino.
El segundo fue alguna tarde en la CDMX cuando Jordy dijo que sentía que lo estábamos haciendo bien, sobre todo con nuestras audiencias.
Un tercer momento fue un tuit de Katia Rejón que decía: “Hay días que digo: quiero leer bonito y entro a @LaDesveladaMX”.
Gracias a quienes vienen a leer porque quieren un apapacho, porque se identifican con las historias que contamos. Gracias a quienes confían en lo que somos y siguen regalándonos su tiempo para contar historias, para investigar, para aceptar nuestras ediciones y la visión de lo que queremos que esto sea. Gracias a todes quienes tienen fe en que en el periodismo aún se puede leer, ver y escuchar bonito.