febrero 11, 2022

De Voldemort, luces y oscuridad

By In San Valentín

Por: Fabiola Gurrola

Debo confesar que había iniciado este escrito de manera muy impersonal, sin atreverme a nombrar a uno en específico, sino tratando de englobar a todos los innombrables -esos que resultaron no estar 100 por ciento preparados-, en un solo grupo, pero como dicen la realidad siempre se impone y entonces terminé por borrar mil 600 palabras que llevaba escritas para hablar de este Voldemort en particular, que para efectos del presente escrito llamaremos simplemente “el susodicho”.

Cabe aclarar que los cuentos clásicos de Disney y yo nunca hemos sido precisamente de la misma época, estos cuentos con los que crecí, en el que Blanca Nieves debe ser bella, excelente cocinera, amante del orden y de la limpieza, y añora casarse con un príncipe hermoso, gentil, con un castillo; o el de Cenicienta, bella, soñadora, con fe, pero cuya única meta en la vida era encontrar el amor para que la saque de trabajar y la rescate de la situación. Definitivamente NO. Esas que Doly Mallet llama “Lecciones de las princesas para la mujer moderna” siguen aún vigentes, pero parece que seguimos en este cuento infinito de morder manzanas y besar sapos. 

Yo más bien me considero de Pocahontas para acá, voy por la vida esperando señales y preguntándome si después será demasiado tarde o si debo aprovechar mi libertad, pero más temprano que tarde llegan las respuestas. Debo decir que no ha sido fácil ni gratis llegar a este punto, vaya usté a saber cuántas veces he decepcionado a mis progenitores y hasta la abuelita -que ya no vive-, por llegar con el título o por largarme a un viaje a lo desconocido, en vez de traer “al bueno” a casa.

En fin… hablaré de este Voldemort porque se trata de una historia muy peculiar. Iniciamos una relación hace algunos meses, que, de hecho, llegó sin esperarla y se coló como un huracán, no voy a decir que era el ser perfecto, el príncipe azul, porque estaba muy lejos de serlo, pero sí me sorprendió la química que se generó entre ambos a pesar de las aparentes diferencias que había entre nosotros.

No daré más detalles de él, porque en realidad este escrito es acerca de mí y de nadie más. Cómo decía… llegó como un huracán. Soy de esas mujeres que nunca empieza algo de este calibre a menos que encuentre potencial. Qué es potencial para mi, se preguntará, pues alguien que te sume, con quien puedas sentir libertad al mismo tiempo que logras sentirte acompañada…

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Foto de Anastasia Shuraeva en Pexels

Se preguntará también cómo terminó la historia, la respuesta será simplemente MAL. En realidad, no podría explicarle, en un principio, el abrupto fin que tuvo el torbellino de amor en mi vida y en mi corazón. Hasta ahí, esto parece como una historia más, pero debo decir más… esta historia se llena de misterio, dado que soy, además de divina, mística, cuando decido hacer constelaciones tras la ruptura, no porque estuviera tirada en una cama, desvalida, esperando algo más, sino simplemente buscando el ¿para qué?.

Si usted no es una persona de magia y espiritualidad, tal vez aquí debería detenerse, pero si lo es, sabrá de inmediato por qué estoy escribiendo esta historia. Desde luego que llegué con esta profesional, hada o como prefiera llamarla, buscando cuestiones de contratos y fidelidades familiares, pero cuál fue mi sorpresa cuando la hada en cuestión me dice: “mujer, has sido trabajada” (entiéndase esto como un hechizo, brujería, malas vibras, deseo de que muera, o como usted prefiera entenderlo). Hasta este momento no sabía muy bien de qué hablaba, pero sin entrar en mucho detalle descubro que el pasado del susodicho en cuestión ahora es parte de mi presente y que  si bien alguien puede representar algo para ti, para otras personas o mujeres en este caso puede representar la vida, a tal punto de solicitar favores o trabajos de magia con tal de tener por siempre a quien consideran de su “propiedad”.

Lo sé, yo estaba igual que usted, cuando pude entender que mi alma se había convertido en un vudú, que estaba enterrada vaya usté a saber dónde y que yo había sido tan importante para alguien a quien ni siquiera tengo el gusto de conocer.

Crea hasta donde su conciencia le permita, yo le cuento esto sin un atisbo de duda, como vivo testimonio de que, a veces,  no es suficiente con no meterse en las vidas ajenas, a veces hace falta más. Esta cosa de que todo el poder está dentro de nosotros, es cierto, pero es tan cierto como que hay personas malas en el mundo y que se valdrían de cualquier energía o sacrificio, para impedir que alguien más destruya su “felicidad”.

Sí, la magia existe. Yo creo en los ángeles, en el espíritu, sin caer en ser religiosa o fanática, pero también hay, no lo podrá negar, quien obtiene favores de entes no precisamente de luz. No contaré más por cuestiones personales y por no afectar las susceptibilidades de nadie más, aunque hay una historia enorme por contar.

Hoy me queda claro ese freno abrupto, es más, hasta entiendo un poco al innombrable. Diré, como dice Martha Debayle, que todas las personas llegan a nuestra vida por una razón, por una temporada o para toda la vida. Esto fue lo que yo aprendí de este encuentro. Tal vez fue un acuerdo divino que vino a cambiar algo de mi existencia.  Y usted ¿siente que algo raro, que no logra explicarse, dirige su destino?

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