febrero 26, 2024

Cuestionario al amor

By In Ensayos

“¿Por qué me amas?”, me preguntó mi pareja un día en el que hacía mucho aire. Creí que lloraba por la alergia y no por el sentimiento que surgió al regalarle tan bonito pin, cada que lo usa recuerdo ese día en que reflexioné todo mi cariño. 

Comencé a pensar que todos los conceptos que tenemos en la vida se construyen con el paso de ella. Piensa en cómo amas a tu pareja, tal vez tienes los mismos detalles que viste en tus padres o en películas. Sin irnos tan lejos, piensa en cosas más simples, en cómo untas mayonesa en un pan ¿con cuchillo o con cuchara? Yo lo hago con cuchara, siempre vi a mi madre hacerlo de esa manera, nunca me cuestioné otra forma hasta que lo vi hacerme un sándwich para desayunar y eso trajo consigo un debate de cuál era la manera en que se cubría más fácil sin usar tanto. Hasta en esas pequeñas charlas veo amor, pero ¿cómo surgió eso? ¿Cómo vives el amor tú?

Para contestar busqué a las mujeres que me criaron, parte de las personas más importantes por las que estoy día a día amando. Sin ellas, el amor que doy no existe. 

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Aideé, de 52 años,  no pasa a tu lado sin dejar una estela de perfume y sin que vislumbres su amplia sonrisa, contenta por hablar de todo y de todos. Sin titubear me contesta que sus hijos dieron el sentido al amor que ahora vive, “mis hijos, mis padres, los hombres que han pasado por mi vida, el hombre con el que vivo ahora”, se iluminan sus ojos al hablar de cómo quiere con tal intensidad a sus seres cercanos.

Por su parte, Ani, 31 años, se sienta en total comodidad, como es ella.“Disney, las novelas, los libros, las historias románticas, también el amor que vi en mis padres, de mis abuelos. Sí, creo que esas fueron las personas en las que se basó mi forma de amar”, responde Ani, una psicóloga directa y sutil para decir la verdad, quien también ríe por las referencias que tiene y ahora comparte. Su fin de semana ideal es ver películas, en su mayoría románticas, con sus seres amados, para transportarlos a su manera de ver el amor, que cada vez se construye más.

El amor nace, crece, se transforma, se comparte, se vive, parece que se va, pero está ahí. ¿Morirá? A sus 72 años María Helena, “Chata”, no ve posible que eso pase. Llorando solo puede mencionar que lo que más extraña del amor de su vida es su presencia. Cuando él partió, no pudo dormir en el cuarto que compartían por varios meses, no tenerlo cerca después de más de 50 años juntos era desolador. Cuando se decidió a hacerlo empezó a soñarlo varias noches.   

En su primera cita no fue nada de su agrado. “Antes de que me metiera (a la casa), me detuvo del brazo y me dijo ¿cómo te llamas? Y me cayó muy gordo, porque en aquel entonces que te hablara una persona de tú, tutearte, era una falta de respeto, sentí que me faltó al respeto… eran las costumbres que te inculcaban”, comenta “Chata” riendo y después habla de los momentos que vivió en el centro de la ciudad, donde Roberto la esperaba al salir del trabajo, donde sus hijos jugaban con amigos, la calle por donde vivía su hermana y que ahora al pasar a penas y se reconoce. La ciudad ha crecido tanto como su amor, que está andando en cada integrante de su familia, su amor vive como en “todos esos recuerdos que nunca se me van a olvidar, nunca, nunca se me van a olvidar”, afirma. Al preguntarle de amor todo se dirige a sus familia, dedicó su vida a formar una gran familia.

¿Cómo sabes que estás enamorada?

En el entorno que vivimos encontramos amor en nuestros padres, abuelos, amigos, hasta en las caricaturas, pero la idea de este va cambiando. Al principio creía que el estar enamorada era sentir todo al tope, explotar de sentimientos, tenía que gritar a todos que lo amaba para que me creyera, que cada minuto debía estar a su lado y si no ¿qué estaba pasando? Mi vida era esa persona. Aideé también compartía ese pensar con su primer amor a los 16 años, César, un “noviecito” que en su adolescencia le hizo creer que era “el indicado”. “Quería verlo todos los días, a cada rato. Estaba esperando que él me hablara. Quería escucharlo. Estaba pensando en él a cada momento”, me dice, pero al final de cuentas no fue más que eso, un amor juvenil que aportó mucho en su momento. Mientras que Ani a los 15 años recibió una tarjeta de cumpleaños de un compañero de su escuela y vio el amor por primera vez en ese papel. Chata a los 14 años pensó en el amor por un muchacho que frecuentaba la colonia y platicaba con todos los niños del barrio, “solo platicábamos”, pero con eso fue suficiente para surgir la primera ilusión de amor.

Esos primeros momentos se llevan en la mente por siempre. Sobre el niño que me gustaba… creía era así porque me daba paletas en el recreo, hace muchos años que no sé de él, pero como mis entrevistadas les agradecemos por esos momentos que ahora causan una ligera sonrisa.

¿Dar o recibir amor?

Chata comparte su amor en procurar. “Me preocupo por todos, estoy al pendiente de todos. Me gustaría darles muchos consejos, seguir y llevarlos de la mano, cuando los llevaba al kinder, a la primaria y todavía voy y caminamos les platico… muy bonitos recuerdos”, ella sigue dando, no puedes irte de su casa sin una bendición o algo de comer, su amor es cuidado. 

“Dar confianza, dar seguridad, tranquilidad”, eso es lo que comparte Aideé de una manera que suena tan sencillo, sin embargo, ha sido un largo camino de maduración. Para muchos ha sido así, incluyéndome. 

Las mujeres de mi vida dan amor incondicionalmente, porque nos enseñaron a cuidar del otro, a procurar, a preocuparse y ¿de esa misma manera nos amamos a nosotras mismas? En el país y en los años en que vivieron, el amor propio no estaba tan mencionado como en la actualidad, el amor a la pareja o a la familia era lo esencial, cuando considero que todos van en la misma cesta, sobresaliendo el propio. Amo como me cuidan, pero amo más ver cómo ahora ellas se cuidan más, desde que se peinaran y maquillaran tan lindo para la entrevista hasta tomarse un día para ellas, en que ven su película o novela favorita con su postre ideal.

¿Qué logra el amor?

Ani no sabía lo divertida que era antes de su matrimonio y hoy extraña, a pesar de hacer reír a todos en casa. “Era divertida, segura. Me sentía como una diosa en ese momento”, menciona viendo al techo y reconoce todo lo que el amor desarrolló para su persona y hoy no puede dejar de verse aún más hermosa en cada espejo. Con ello, pude comprender que el amor es verte desde otros ojos, que notan tanto en ti que ni conoces, esa persona que dejas entrar en tu vida tiene tanto que enseñarte y viceversa, así construyen intimidad, más allá de lo sexual que engloba la palabra, es el lazo de confianza para conocerse completamente y crecer. 

Vi que el amor viene desde muy atrás, con mi abuela enamorada con cada nacimiento de sus hijos, nietos y bisnietos, con mi madre reencontrando la felicidad en su pareja, con mi hermana viviendo en películas y libros de romance, y sobre todo de mí misma, conociendo y profundizando en mi sentir. ¿Has pensando de dónde viene tu sentir?. 

Gracias a Aideé, Ani y Chata por su participación y disposición para contar un poquito de lo mucho que aman.

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