agosto 25, 2021

Historia de una Desvelada

¿Qué se necesita para que un medio no naufrague? No lo sabemos a ciencia cierta, pero estamos en el proceso de descubrirlo y a un año de lanzar este proyecto, queremos agradecerte con lo mejor que tenemos: palabras.

By In Ensayos
Por: Sac-Nicté Guevara Calderón

Nunca sé qué responder cuando me preguntan cómo surgió la idea de crear La Desvelada.

El puente se construyó a través de muchos años, a través de muchas versiones mías que han desaparecido o se han transformado:

2012, una universitaria.

2019, recién aceptada en la #RedLATAM.

Recuerdo un momento: en mi último semestre de universidad, Rodrigo Cueto, el coordinador de la carrera, me dijo que había dos alumnos de nuevo ingreso que “le recordaban a mí”. Es decir, eran dos alumnos que amaban leer, escribían bien y les gustaba el periodismo. Para ese momento yo ya era editora de cultura en un periódico estatal, y lo primero que pensé fue que tal vez estaba llegando tarde a ellos, pero que en algún punto de mi vida tenía que hacer algo para que alumnos así, de cualquier universidad, que transitaban entre distintas disciplinas, no se sintieran obligados a elegir sólo una, ni a sentir que no eran lo suficientemente periodistas por no encajar en un modelo tradicional.

Una de esas alumnas de nuevo ingreso era Marisol Ciriano, que ahora me acompaña en este viaje. 

2012

Así que supongo que, por hoy, lo más importante es decir que éste, al final del día, es el proyecto de una chavita que nunca encajó en la concepción de periodismo “tradicional”, y aunque en sus early twenties eso le preocupaba y la hacía sentir insuficiente, ahora sabe que la posibilidad de ser una criatura híbrida en realidad es un gran regalo.

La idea de lo que ahora es La Desvelada también ha cambiado radicalmente: primero (y me apena muchísimo confesar esto) era un proyecto pensado para contener un texto, escrito por mí, una colaboración de alguno de mis amigos, y una especie de cartelera universal de eventos culturales en el país. 

Pensaba, como suelo pensar a menudo, que tocaba estar sola. 

Pronto me di cuenta que no. 

Además del apoyo inmediato de Rosa Sariñana, nuestra diseñadora maravillosa, se unieron al proyecto Brenda Matuk, Antonio Ruiz, Marisol Ciriano y Shari Avendaño, y, en el backstage, Mariela Castillo y mi hermana, Rocío Guevara, seguían cada decisión, cada propuesta de diseño, votaban para elegir el ojito mágico que habría de representarnos. 

Yo, que creía que lo tenía todo claro, he aprendido más de lo que creo que es periodismo desde que La Desvelada salió al mundo. 

He aprendido que el poder de las historias es mucho más fuerte de lo que te cuentan, de lo que puedes imaginar. Que pueden llegar a personas que no conoces con tanta fuerza que deseen sumarse a tu equipo, o pueden encontrar ecos en lugares inesperados.

El día que Rosa y yo elegimos nuestro ojito mágico <3

He aprendido que yo también tengo prejuicios de los que debo salir para que La Desvelada alcance todo su potencial. He aprendido -un poco- a confiar y soltar.

Cualquier cosa que yo tenía en la cabeza se ha transformado con cada voz que ha llegado a este proyecto, con cada persona que colabora con nosotros, con cada persona que nos dice, en secreto, en un texto o en redes sociales, que le parece mágica. 

Gracias a todos los que han formado parte del #TeamDesvelada desde el principio y a los que han llegado en el camino, confiando aunque no nos conozcamos en persona, dejando sus historias y sus palabras en manos de Marisol y mías.

Gracias a Jordy Meléndez por confiar en mí al seleccionarme para la Red y luego en confiar en La Desvelada para unirla a la #CoaliciónLATAM.

Gracias a todos los que nos han leído, compartido, comentado. 

En el especial de aniversario, tenemos En una ruta del báltico, un texto de Paola Martínez que en un fragmento dice:  “Pensé mucho en qué desvelada memorable compartir para este aniversario, sobre todo después de los textos llenos de magia que aquí se comparten, que me han hecho volar en cada lectura, y unos, hasta sacar la lagrimita”.

Eso me llevó a pensar en ese momento de The Bold Type en el que Jacqueline le dice a Jane que no deje que la escritora que piensa que debe ser le impida convertirse en la escritora que puede ser.

Siento que eso le está pasando a La Desvelada. 

Y es maravilloso.

Por: Marisol Ciriano Herrera

Nunca me fue sencillo responder a los demás en qué medio me veía trabajando. Esto me hacía sentir un poco farsante porque me parecía que era una fórmula muy hecha en el mundo del periodismo: admiro tal, quiero escribir ahí. 

Quería escribir. Hacer periodismo. Contar historias. No me importaba mucho dónde. 

Y aunque con el tiempo eso ha ido cambiando y de pronto me descubrí con una pequeña lista de dónde sí me gustaría estar, la esencia es la misma: Escribir. Periodismo. Historias.

A pesar de que la vida laboral no me ha llevado por ese preciso camino, sí me hizo comprender cómo funciona una redacción y los grandes equipos que se pueden hacer. También vi compañeros frenados por órdenes de un jefe, por su misma desilusión dentro del oficio, por la presión diaria, por la vida. Gracias a todo eso, casi me he tatuado que no debo, jamás, casarme con mi empresa (quizá sí admirar mucho a los que laboran ahí). Hasta que llegó La Desvelada. 

Personalmente, el ser una mamá adoptiva de este proyecto se debe a una serie de eventos que empiezan en un 2013. Era mi primer semestre de universidad y el último de Sac. Llegué a ella gracias a algunos profesores. 

Sac me pidió hacer mi primera nota para un medio y me dejó hacerlo como yo quisiera. Confió en mí, aún cuando hay veces que yo todavía no lo hago.  

Ocho años después, con nuestras carreras muy separadas y algo distintas, habiéndonos visto no más de 10 veces en persona, me llamó para escribir en su nuevo proyecto, su bebé. La idea era hacer algo parecido a lo que tenía en mi blog personal. 

Con mi poca o mucha experiencia adquirida en esos ocho años, me volví parte de este #TeamDesveladx y fui cuidando y queriendo cada vez más a esta revista digital. Ahora soy su mamá adoptiva. 

Amo que sea un proyecto donde las personas puedan contar a su manera algo que saben que debe ser contado. Que resistan con nosotros en algo que se sigue manteniendo “por amor al arte” y que sigue buscando la manera de que eso sea diferente. 

Amo la dedicación que cada persona le ha puesto para que lleguemos acá, al año. 

Amo que alguien se haya fijado en este proyecto para incluirlo en una #CoaliciónLATAM y se hable ya de un periodismo colaborativo. 

Amo que de mucho o de a poco nos lean, nos dejen mensajes y que nos digan cómo les marcó una historia o casi les hizo reír o llorar. 

Muchas veces me pregunté por qué yo no era como muchos de mis amigos, con ese objetivo en mente del “gran medio nacional”. Conforme he ido avanzando veo y admiro más a otro tipo de medios, como Pie de Página, Malvestida o Memorias de Nómada, que tienen ese algo. 

Así me uní a este equipo de desveladxs, gracias a una líder que decide, siempre, saltar al vacío por un sueño y no por lo que muchos consideran la decisión correcta. 

Al saltar junto a ellxs he descubierto que sí quiero pertenecer a un lugar, y es éste. 

Gracias por la confianza y gracias por leer, ver, escuchar, estar. 

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