junio 23, 2024

El monstruo

By In Ensayos

Por Ángel RBB

Se apagan las luces y mientras todos duermen sé que en cualquier momento la puerta se abrirá.

Doy vueltas y vueltas por toda mi cama. Escucho los pasos.  

Me cubro la cabeza por debajo de mis sábanas pero no sirve de nada porque ya siento su respiración a lado de mi oreja. Y se siente igual de nefasto o peor que la primera vez.  Su cuerpo pesado, sus asquerosas manos peludas ahorcándome e intentándome callar. En ese momento trato de pensar sólo en el mar, para hacer de ese episodio menos duro pero luego recuerdo que yo ni siquiera sé nadar.

Abro los ojos y ya se fue.

Dejo la luz prendida y abrazo con fuerza mi peluche favorito.  Ya no me pregunto ¿por qué a mí? Ya me cansé de nunca tener respuesta.

Y así fueron mis noches, por lo menos otros 5 años más…

En las mañanas parece que el monstruo no está, o tal vez los demás no lo ven porque él sonríe falsamente, pero igual con sus gruñidos me advierte lo que podría pasar si algún día llego a hablar.

El monstruo duerme bajo el mismo techo, es parte de la familia, pero eso a él no le importa, sólo le importa satisfacer sus extraños instintos. 

Me siento impotente, con rabia y tristeza porque a mí me vetaron de aquel bosque maldito mientras él sigue viviendo como un Rey, como si nada hubiera pasado, como si yo nunca hubiera existido. Y yo, por más que intento seguir con mi vida, cuando alguien me trata de tocar su imagen aparece y no puedo borrar lo que pasó. Ni siquiera lo haré con todos los hechizos. Se supone que cuando eres un niño mereces tener cuentos de hadas y no vivir en cuentos de terror.

Pero esto es la realidad y no existe el final feliz.

Tampoco hay verdaderos cazadores de monstruos. Aquí no hay caballeros. Vivimos rodeados de gente que en la calle aparenta ser un Robin Hood, pero por las noches el castillo se convierte en cueva. Es ahí cuando empieza la verdadera pesadilla, la verdadera batalla, la verdadera hoguera.

Me he convertido en un príncipe pero eso no quita que pueda dejar de cuestionarme todos los días: ¿cuántos monstruos andan por ahí sueltos, atormentando y robando la inocencia de los niños?

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