octubre 25, 2023

En búsqueda de Waslala. La necesidad humana de una utopía

By In Reseña

Es que nos hemos acostumbrado a considerar el desarrollo

en términos de contradicciones, de verdades excluyentes.

Si lo ideal no es alcanzable, se descarta. Se le atribuyen

ilusiones perniciosas. Se le cubre de burlas o, 

en el mejor de los casos escepticismo.

Gioconda Belli, Waslala.

Somos complejos como seres humanos, nos organizamos dentro de estructuras en las que convivimos y nos alineamos a algo, olvidando las diferencias que nos arremeten y la inestabilidad de nuestras estructuras y relaciones. Vivimos en un mundo que se aparenta en la fatalidad de un final inminente donde nuestros miedos centenarios sobre la extinción de la raza hacen acto de presencia. Es dentro de este panorama de un terror acrecentado por las emergencias ecológicas y climáticas, al igual que el conocer el sufrimiento de otras personas dentro de las estructuras que hemos generado para funcionar como colectividad, que ocurren propuestas ideológicas donde se denotan soluciones a esos problemas o los resaltan más. Me refiero a la aparición de utopías y distopías, que han sido una moda en la actualidad, como representaciones que sugieren adentrarse en la oscuridad del mundo que hemos creado como sociedad. 

Quizá el pensamiento de Gioconda Belli caminó por un rumbo similar cuando escribió su novela Waslala. La búsqueda de una civilización perdida, donde la escritora nicaragüense plantea la existencia de una realidad que puede leerse como una distopía, donde sus habitantes mantienen en sus mentes la existencia de una utopía creada de forma colectiva.

Dentro de la historia sus personajes principales emprenden un viaje en la búsqueda de un lugar utópico que va bajo el nombre de Waslala. Un viaje que surge de un deseo que pudiera parecer personal, pero que termina por recaer en la colectividad, anclado en la esperanza de un mundo mejor que supera la realidad violenta en la que se mueven los personajes. En este contexto me surgió la pregunta: ¿por qué todos imaginamos mundos mejores? O mejor dicho, ¿por qué somos infelices en la realidad que nos rodea y planteamos fantasías de posibilidades que enamoran, pero terminan siendo imposibles?

Nuestra actualidad se ha caracterizado por ser tan violenta que podría resultar absurdo pensar la posibilidad de una realidad así. Pareciera que vivimos en una distopía que se caracteriza por el fracaso de los proyectos que hemos logrado como sociedad a lo largo de la historia, estos planteados dentro de un éxito que terminan en una decadencia que puede llevar a su extinción. Es el ciclo que se repite constantemente, palabras que me remiten a esa idea del “eterno retorno” de Nietzsche, donde el cierre siempre es el inicio de otro que realiza recorridos similares hacia esa decadencia que le espera. Así es como veo la realidad que nos rodea actualmente y que fue representada por Gioconda Belli, es decir, un mundo que en apariencia está por terminar o sólo vivimos su proceso de cierre. 

La realidad de los personajes de Belli en su intento por llegar a Waslala, representa esa violencia con la que vivimos dentro de esa distopía, pensada como una posibilidad de realidad decadente, de la que no se puede escapar y donde surge la esperanza de pensar un lugar mejor. Quizá es eso lo que nos ha caracterizado como humanos, el poder soñar y tener ambiciones de encontrar el mejor lugar posible para todos los que habitamos este mundo, o a los que entran dentro de la concepción del mundo permitido. En este caso, Belli nos propone el lugar perfecto y soñado por muchos de nosotros, ese territorio mágico donde las personas viven libres de la violencia, lleno de una belleza donde conviven lo natural con el artificio de las construcciones e inundado con un entorno de paz. 

La escritora nicaragüense logra indagar en ese deseo colectivo que genera una esperanza que aún nos mueve a querer mejorar las cosas aportando un grano de arena que trate de inclinar esa balanza que lleva a una aparente destrucción de los demás. Así es como los personajes de la novela perciben el mítico Waslala, lugar que recuerda a los referentes que existieron en la historia dentro del imaginario colectivo como el gran ejemplo de “El dorado” para los europeos o el comunismo propuesto por Marx, sin dejar de lado los múltiples proyectos políticos que han surgido a lo largo del mundo con promesas de un mundo mejor para todos. Belli configura Waslala como el mundo anhelado por una sociedad, a partir de una solución ficticia que parte de una distopía hacia una utopía que, finalmente, termina en el desencanto.

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¿No son así todas las fantasías que tenemos a lo largo de nuestras vidas? Generamos construcciones imaginarias en nuestras cabezas, mundos idealizados que llevan a la perfección que tanto deseamos y le atribuimos a las cosas. Creamos utopías en nuestras mentes, quizá para tener la esperanza de que aquello que creemos necesitar llegará de la manera en que lo pensamos. Esto no siendo siempre un proyecto político o social, sino que se puede pensar desde nuestra propia individualidad, es decir, cómo percibimos una relación, el buscar riqueza, el llegar a un estado de calma y paz con ese mundo que no entendemos. Los deseos son así para las personas, pero siempre creemos que existen para ser cumplidos cuando en realidad son meros sueños que nos permitimos para emprender ese camino y no caer en la desesperación de una realidad que nos sobrepasa y no podemos comprender del todo.

Belli comprende eso, el deseo como motor social para sobrevivir a las inclusiones y exclusiones que nos otorga la realidad en la que nacemos. Omitimos, en un principio, la posibilidad de esas otras realidades posibles, pero siempre recaemos en ellas en nuestro imaginario. ¿Por qué? La respuesta que intuyo está en las muchas contradicciones que ocurren en nuestro entorno, las malas configuraciones colectivas de lo social donde unos sectores son excluidos, donde la crisis climática es puesta en duda por el bien del progreso capitalista, donde el amar es imposibilitado por la objetividad científica que, desde mi perspectiva, también puede ser puesta en duda. Ya no creemos en esa realidad del todo, pensamos en sus falacias y en sus injusticias, percibimos de forma diferente su configuración y así es como, desde mi perspectiva, necesitamos construir esas utopías que nos traslapan a través de nuestros deseos individuales.

Aparentemente sentimos que rondamos una distopía, no se podría explicar de otra manera el mundo. Así como la realidad donde se mueven Melisandra y los demás personajes en su intento por llegar a Waslala. ¿Qué ocurre cuando alcanzamos esa utopía tan deseada? ¿Podríamos llegar a la felicidad con la que tanto fantaseamos en nuestro imaginario, ya sea personal o social? La respuesta puede ser negativa, y lo más probable es que lo sea, porque toda estructura configurada en torno a un sistema perfecto nunca podrá llegar a serlo. Tendrá sus fallas y sus falacias, se deformará con el tiempo y perderá la esencia que lo creó. 

https://www.flickr.com/photos/casamerica/51911571836/

Sin embargo, Belli logra indagar en un camino que lograría el superar esos fracasos que tanto nos han perseguido como seres humanos, es decir, a partir de conservar una esperanza viva en el imaginario de las personas. Esa es la respuesta que obtiene Melisandra al poder alcanzar esa tierra mítica que tanto perseguía, el entender que la idea de Waslala no era posible del todo en su aplicación, pero podría generar una concepción de esperanza como una simulación de su funcionamiento, es decir, la creencia de que ese ideal pensado si puede ser.

Finalmente, creo que todos estamos en la búsqueda de nuestra propia tierra mítica a la que buscamos con la esperanza de saber que existe y llegaremos en algún momento a ella. Lo no contemplado por todos ocurre cuando logramos crear una réplica de esa idea, cuando le damos una estructura donde, como al igual que cuando narramos un sueño, se pierde por completo su sentido y esencia original. Desde mi interpretación, la novela de Gioconda Belli logra indagar en esa complejidad humana donde acontecen nuestros sueños y deseos. Nuestra constante búsqueda del camino para poder llegar a Waslala y cerciorarnos de que eso que tanto necesitamos para sentir una especie de paz, es posible.

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