diciembre 29, 2021

Saltar de un peñasco o ser uno de los rebeldes: la utopía inspiradora de los ochenta

By In Análisis

¿Por qué el estilo de los ochentas está tan de moda (mediáticamente) entre millennials y nuevas generaciones?

En los últimos años hemos visto un resurgimiento de estilo muy singular de algo que para muchos podría considerarse en el pasado o anticuado, y sin embargo se ha vuelto cotidiano en lo que vemos, escuchamos e incluso vestimos, así es: estoy hablando del estilo de los ochenta.

Actualmente no es difícil encontrarse con algún estudio publicado por -inserte alguna universidad de prestigio aquí- en donde se haga un análisis hacia millennials, centennials, Generación Z, etc. Esto en gran medida debido a los diversos cambios culturales que estas mismas generaciones han creado, tanto para marcas como para la forma en que se debe manejar un correcto ambiente laboral, pero hoy hablaremos más de lo visual y estético que vemos en diferentes medios, como lugares, ropas y estilos icónicos que dejaron series y películas y cómo esto nos trae una extraña sensación de disfrute.

Para muchos la identidad que define a una generación es la etapa teen o de adolescencia hasta llegar a los veinte. Etapas que en series, películas o libros siempre nos han marcado y que también en muchos casos han sido definidas por padres u otros adultos creando aspiraciones y al mismo tiempo con ellas, varias decepciones. La tecnología y la información es algo que ha plasmado a estas generaciones, pero también el vivir en un mundo en el que la censura predominaba y en muchos casos era invisible para los ojos de estas generaciones mientras crecían.

Stranger Things de Netflix

Los millennials crecieron en un mundo tecnológico que poco a poco se abrió y, con ello, llegó también una globalización que permitió a países con adolescentes que crecieron en una cultura con censura, homofóbica, machista, entre otras, querer retomar de nuevo esa identidad perdida que pudieron tener.Se podía observar en las películas de los ochenta y algunas de principios de los 90´s y con ello llega la cruda verdad: todo eso que vimos, en su mayoría era una realidad recreada.

Películas como The Lost Boys, cuyos villanos eran unos vampiros que habitaban entre nosotros y andaban en moto, marcaron una tendencia para futuros vampiros, pues si tu película iba a abordar el tema y tu público era joven, necesitabas ese estilo rudo y cool. Si un joven no quería ser como ellos, deseaba ser como uno de los frog brothers o incluso como Michael, nuestro anti héroe vampiro. Recordamos uno de los diálogos de Michael Sudderland: “Sé uno de nosotros” mientras Michael bebe de una botella y los demás vampiros lo apoyan, con Cry Little Sister de fondo. Esa simple escena causa algo que todo adolescente busca: el pertenecer a un lugar y poder ser alguien a pesar de las problemáticas que esto puede llevar a futuro, un estado de rebeldía y paz. Algo estéticamente complaciente debido a su mezcla de imágenes con aquel ritmo musical synthwave de la época.

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Pero aquí llega el problema: esto no deja de ser algo fabricado en cuanto a las percepciones que un adolescente en crecimiento busca, generando así a futuro una sensación de nostalgia pura, que si bien, diversos estudios han demostrado que no es algo malo, pues nos ayuda a definir quienes somos, no deja de causarnos esa sensación de bienestar y tristeza de querer regresar y disfrutar. Es por eso que al adaptar toda esa nostalgia a una generación que la vivió o incluso que no la vivió, pero vive en un mundo lleno de información, logra aquel deseo de querer pertenecer a ese mundo, de sentir lo mismo que sienten esos personajes y vivir esas aventuras de ser el elegido, desmantelar a una fábrica peligrosa, aventurarse a lo desconocido,  entre otras cosas, dentro de un pequeño pueblo, quizás insignificante para el mundo pero con las experiencias que todos quieren vivir o les hubiera gustado vivir, pero con la ventaja de que existiría una lucha contra el machismo, la homofobia y otros problemas.

Un ejemplo de esta función de toques ochenteros con modernos puede ser Riverdale, que nos muestra este toque atemporal donde cada personaje tiene un estilo, existe una lucha y al mismo tiempo, sabemos que es una época actual, pero sin tanta información por todos lados.  Un ejemplo más claro de una franquicia de los ochenta viviendo en nuestros tiempos es la serie de Cobra Kai, amada por los fanáticos de Karate Kid y las mas jóvenes generaciones, una serie que mantiene sus estilos de los ochentas mientras nos lleva también a un mundo moderno.

The Lost Boys de Warner Bros

Los millennials y las nuevas generaciones no estamos enamorados de los ochenta o noventa, estamos enamorados de lo que creemos que fueron, de la idea de que alguien rebelde va a llegar a nosotros y conquistarnos, de que lucharemos contra una organización secreta o alguna amenaza oculta, de tener un amigo como Ferris Bueller de Ferris bueller’s day off o simplemente saltar desde lo alto de un peñasco al agua con nuestro propio club de perdedores y ser felices  mientras un payaso nos atormenta.

Todo eso nos lleva a que series como Stranger Things nos hagan querer vivir la aventura que ellos viven, en una época en la que la saturación de información no existe, pero donde alguien puede tener la orientación sexual que quiera sin miedo a ser aislado, el tener un baile de graduación con tus amigos o pareja o querer vivir una aventura fuera de este mundo con ese mismo estilo. Como dije, estamos enamorados de la idea de que, de alguna forma, la que sea, nuestra conflictiva vida será salvada debido a que somos los elegidos (o nuestra abuela es la reina de Genovia). Así que seamos sinceros, si en serio averiguamos cómo era la vida en los ochenta, creo que nos llevaríamos una sorpresa, aunque eso no quiere decir que ese estilo que crearon y hemos logrado manipular en la actualidad para los medios (incluso para música) no sea algo bueno, pues se logró crear un estilo que ha perdurado a través de los tiempos y quién sabe, quizás algún día se llegue a esa utopía que se nos ha creado. 

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