agosto 25, 2021

Cuarteto Nostálgico

By In Enigmas
Sentimientos que van y vienen

Aunque se diga que la vida se vive en presente, regresamos al pasado constantemente. En cada reunión con amigos no faltan las anécdotas de un día escolar en que algún compañero faltó y el profesor hizo el peor ridículo de su carrera. En familia, las tías deslumbran con su memoria al mencionar en qué iglesia fue bautizado Luisito y cómo desde entonces los primos ya no se hablan al no ser invitados.

Por eso, no es de extrañar que la mente nade todos los días en sucesos que van contra corriente y ya no podemos sostener, pero ellos sí que nos mojan, incluso podrían ahogarnos.

Durante un tiempo no podía sostener tales pensamientos. Día a día llegaba el olor de cigarro que se intenta aplacar al lavarse la boca, escuchaba la risa que hace retumbar el corazón y se contagia de manera interminable, hasta podría jurar que sentía cada hilo de cabello rebelde que ni una gorra podía aplacar.

¿Recuerdas la última vez que viste a esa persona tan especial? 

Sé que se viven cientos de momentos con ella, pero la última mirada que te profesó no puede olvidarse. Aprecio ese momento porque había amor y calidez, fue como un abrazo que me protegió hasta que sin más me aventó al terrible mar de sentimientos que van y vienen.

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La playa

Regresé de un viaje en el que no pensé en ti, un lugar donde las olas aplacaron tus risas, donde la arena sepultó tus mentiras y la brisa se llevó tus besos.

Estoy mintiendo un poco, claro que viniste a mi mente si desde hace más de un año no quieres salir de ahí. Estaba de fiesta, tu ambiente. Una mesa, una botella y tres mujeres queriendo divertirse toda la noche y yo solo regresaba a cuando te conocí: nunca había hecho lo que hice, estuve tanto tiempo siendo chiquita que aquella noche no podía creer lo grande que era, mi festejo, todos me querían y me sentía preciosa. De la nada ahí estabas y sabemos perfectamente qué pasó después, lo que no sabíamos era todo el amor que podrían expresar unos tontos a miles de kilómetros de distancia.

Ahora todos esos sentimientos están a millones de años luz, siento que ya no me quieres, qué estás mejor sin mí y me encantaría saber tu secreto.

En mi casa siempre faltó algo, todos buscábamos la paz que nos habían arrebatado. Contigo la sentí y por eso me aferro tanto a ti, porque a pesar de la distancia y las ideas que pudiera hacerme, tu voz siempre estuvo para cobijarme.

Hasta que hubo silencio.

Esa falta de expresión me derrumba. Esa paz se convirtió en quietud que solo tienen seres inertes. Al contrario de mí: yo desbordo letras, pretendo dejarte en textos, en cada carta a mano o tecleada, por muy corta o muy larga, creo, espero, que cada palabra sea un mechón de tu cabello que peine, un beso que te pedí al estar acostados, un minuto de cada película que vimos, un viaje que nunca queríamos que acabara o un mensaje de buenas noches.

La playa me sirvió para no pensarte un tiempo, aunque ya te diste cuenta que de momentos regresabas y entre tantas conchitas encontré mi corazón, roto de algunas partes como ellas, pero gracias por soltarlo.

Gerberas

Hace tiempo quemé las flores que me regalaste. Bellas gerberas que sequé y adornaban mis libros. No merecían desaparecer en cenizas, así como mi amor no merecía ser despreciado tan fácilmente. 

Las junté en un frasco y a mi mente llegó cada momento a tu lado, cada plática, cada risa y cada plan que nos quedó por hacer. Ese frasco desbordaba ilusiones, así como mi corazón de ti.

El incendiarlo fue rápido, así como nuestra historia.

Aun así quiero destruir todo el cariño que te tengo y ver cómo no puede volver a tener forma, así como cada pétalo al arder.

Deseo que todas las palabras que me dijiste se vuelvan frágiles, así como las gerberas al tocar el fuego.

Las cenizas que quedaron las tiré para que se las llevara la brisa, así como tu recuerdo que se ve cada vez más lejos.

Lágrimas

Para ese viaje que nunca hicimos, al menos yo.

Antes solo imaginaba todo lo que haríamos en aquella ciudad que no conocíamos del todo y ahora estás haciendo todo eso y más con otra persona. No me voy a negar que sales con alguien más, que has conocido muchas más personas que yo y alguna te guste tanto que ya me has olvidado. Es natural y espero que lo hagas, en serio, para que puedas realmente sentir todo el amor que decías tenerme. Tal vez yo no debía entenderlo, sino encaminarlo a quien sí pueda comprenderte.

Laura Esquivel lloró tanto la muerte de su padre que surgió un libro. Transformó la dulzura del amor paternal en páginas de su clásico realismo mágico. Aunque no merece tanto espectáculo este amor destruido, sí dejó momentos poderosos.

He llorado tres veces en la oficina. La primera cuando terminé de ver ese anime y por más que el terrible final se veía pronunciado seguí y mis lágrimas corrieron en silencio, pero estabas conmigo. La segunda cuando llegué a mi nuevo puesto y mientras mi jefa me explicaba mis responsabilidades no pude evitar llorar porque ya no podría contarte como me fue. Y ahora aquí sola. Pensando que estás en nuestro viaje con besos sabor tequila que ya no podré saborear.

He pensado que la vida es una constante serie de desgracias pronunciadas. Como aquel juego de saltar en las camas, seguida de una caída y hasta huesos rotos;  las copas deliciosas que se iban multiplicando en la barra y el malestar del día siguiente era inevitable, y por supuesto esto, sabía que me harías llorar por más que dijeras lo contrario. Pero ahora cuando te pienso ya no hay lágrimas, sino suspiros.

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