octubre 27, 2021

Los días de octubre

By In Enigmas

Octubre es un mes especial por muchas cosas: inicialmente porque celebro mi cumpleaños y el otoño comienza a tapizar las calles con hojas color amarillo y café, pero también porque se cuela el recuerdo de cómo odias cumplir años y a mí me encanta que llegue el día.

Semanas antes de que pudiera soplar las velitas en el pastel por la vuelta #25 al sol, recordé tu genial idea de contar los días para llegar al 16 de octubre. Me alegraba bastante saber que para ti era importante no dejar pasar la fecha, porque se trataba de mí y te gustaba.

Ese pequeño detalle hizo que me remontara a cuando fuimos todo, justo un día de octubre del 2014, cuando empezábamos a decirnos las cursilerías más bobas del mundo, las referencias de libros que marcaron parte de nuestra historia y las canciones, sobre todo de Maroon 5 y nuestra favorita: She will be loved.

Después de recordar todo lo bonito, llegué a la parte que no me gustaría volver a pasar: la ruptura y el olvido.

Recuerdo con exactitud que después de eso no fui la misma, te lloré, te lloré y te volví a llorar; pensé que superarte iba a ser muy complicado y tardaría demasiado, porque justo eras todo lo que había esperado.

Después de ello, me planteé la idea de irte dejando atrás, había decidido escribirte cartas, una por mes hasta cumplir el objetivo: aburrirme y olvidarte.

Miré el closet donde había guardado la pequeña caja que contenía los sobres, no recordaba cómo era, hacía bastante tiempo que no la veía y el polvo opacaba un poco su color. La llevé a la cama y acaricié la cubierta donde había pegado una etiqueta que decía “Cartas a un conocido desconocido”, haciendo referencia a ti.  

No era una, ni dos, eran seis cartas escritas con el corazón hecho añicos.

No tengo idea qué había escrito en ellas exactamente, pero todas tenían una fecha distinta, empezaban en febrero 2016 y se saltaban algunos meses. Textos largos que abarcan ambos lados y otros que me llevaron a utilizar más de una hoja.

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En la primera te explicaba de qué iba este “jueguito”, la segunda no tenía mucho sentido, en la tercera asumía que escribirte era lo más patético del mundo, la cuarta te contaba lo mucho que te extrañaba y añoraba volver a ser, para la quinta estaba 99% convencida de que se había acabado.

Y en la última estaba mi despedida, escrita justamente en el mes que nos habíamos conocido, cuando sería mi cumpleaños y en el que el otoño se llevaría todo.

La verdad es que no recuerdo cuál fue la última vez que te escribí una de las tantas cartas (…) siento tanto las cursilerías que te he dicho, creo que a ninguno de los dos nos hace bien: 

1) No sentimos lo mismo.

2) No volverá a pasar nada entre nosotros.

¿Sabes? He decidido escribir nuestra historia, quizá no tal cual sucedió, en ella hablaré de la forma en que dos polos opuestos coinciden en un lugar tan grande como para huir uno del otro; en cómo dos infiernos arden a diferente ritmo, en diferente lugar y para distintas personas.

Quizá luego te cuente más o tal vez esta es la última vez que te escriba.

Cerrar el ciclo en la misma fecha de cuando inició no parecía tan malo. Supongo que en aquel entonces fue un alivio dejar de vivir a la sombra de lo que no pudo ser como creía, pero que agradecía haberlo vivido.

De la fecha hasta ahora, los días de octubre son buenos, los recuerdos son bastantes, más los bonitos que los tristes. Podría decir que no fue sólo mi mes, sino también el tuyo, el nuestro. Que, aunque dejaste de contar los días para felicitarme, cada año regresas a decirme que lo pase increíble y que me quieres.

Sinceramente no tengo idea si todos los octubres de los años que me restan por vivir seguiré acordándome de ti y las cartas, pero si no llegara a suceder… te quise.

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