Los años transcurridos siempre huelen a nostalgia, se ligan a recuerdos, sabores, vivencias y espacios. Los aromas del 2012 fueron bastante peculiares; olía a hojas de libros viejos, a hojas recién fotocopiadas, a comida desabrida de una cafetería cuyo nombre prefiero olvidar, a café caliente y a otros aromas que me hacen sentir que lo habito de nuevo. Ese año, entre sus múltiples aromas, resalta uno en particular. En algún momento de ese 2012, olió a tacos de carnitas servidos en una esquina, un sábado por la noche y también, olió a liberación.
Salí de casa para un encuentro con la comida grasosa que nos ofrece la bella ciudad de Mérida, Yucatán. Recuerdo que pedí cuatro tacos de maciza porque, para ese momento, no sabía la felicidad que podía causarme unos buenos tacos surtidos. Finalizada la cena, en aquella esquina, se hizo el anuncio de que uno de los nuestros, un integrante del pequeño clan, había salido del closet.
Coming out of the closet (salir del armario) es la expresión inglesa utilizada para revelar la preferencia sexual que escapa de la heteronormatividad. No existe una edad para hacerlo, pero suele darse cuando la persona se siente lista para externar su preferencia sexual, “ya que significa aceptar, asumirse, e involucrarse con la realidad social desde un enfoque personal y cultural’’. (Vitaliti y Onofrio, 2011, P.5). Ella abrió la puerta de su armario a los veintiséis.
Los del clan no fuimos los primeros en saberlo, quizá porque éramos los más cercanos, así que el anuncio inicial fue para dos amigas, quienes brindaron un excelente apoyo, de ahí se hizo un poco más sencillo ir compartiéndolo con los demás.
Externar tu preferencia sexual con otros no es un acto obligatorio, quizá haya quien no necesite hacerlo, porque como bien diría “El Divo de Juárez”: lo que se ve no se pregunta, pero para muchos, decirlo es un acto de liberación. “Fue un alivio para mi corazón, poder amar libremente a la persona que soy, porque fueron muchos años de no querer aceptarme y por eso cometí muchos errores, pero mi educación religiosa no me permitía externar todo esto que siento; hasta que, luego de mucho trabajar en mí, logré expresarme. Desde entonces me siento muy feliz”, me cuenta muchos años después de esa noche .

Di un sorbo a mi bebida gasificada, sentí la sustancia recorrer mi garganta, suspiré, y en el suspiro comprendí que su liberación también fue la mía. Ahora, con la puerta del clóset abierta, podría entrar, dialogar, conocer, comprender que somos amor en todas las formas posibles, ¿Por qué juzgar a quién decide amar más allá de la “normativa social”? Por el contrario, creo que debemos representar un espacio seguro para quien abre la puerta de su armario, debido a que la salida del clóset no es un proceso sencillo, implica varias etapas como la negación, el miedo, culpa, aceptación personal, ocultamiento y salida del clóset (Zambrano en Argüello, 2020, p.11). Si bien, suele ocurrir en ese orden, el proceso no siempre es igual para todos, ya que cada individuo vive su proceso de forma personal. Agregaría que también se vive de forma grupal tanto dentro como fuera del clóset; porque, quienes estamos alrededor, podemos notar que se vive en un conflicto por querer admitir y no admitir que la preferencia y gustos escapan de lo “establecido”.
Ella acepta que tenía miedo de exponer su preferencia sexual y ser rechazada. Por lo que antes de anunciarlo, decidió trabajar en fortalecer su economía.
Este temor al rechazo suele ser uno de los factores que evitan la revelación de la preferencia sexual. Según un estudio de caso en España, realizado por Isabel Luján Henríquez, y Ana M.Tamarit Rovira, quienes realizaron entrevistas a familias sobre la revelación de la preferencia sexual, una mayoría casi absoluta de los padres reacciona de manera negativa a esta revelación, aunque posteriormente adopten posturas más positivas (2012, p.305). El clan no juzgó y por el contrario, sea desde el dolor o la alegría, cuando la puerta se abrió, estábamos ahí, de pie, para recibir a nuestro integrante. Del otro lado del armario hubo amor, admiración y respeto por su persona, ni represalias, ni culpas, porque no hay nada de qué avergonzarse.
“La terapia psicológica fue un gran apoyo, anunciarlo fue difícil, pero el poder decirle a mamá, hermanos y amigos lo que soy, fue realmente liberador, porque jamás me sentí juzgada”.
Por mi parte, estoy segura de que los seres terrenales no fuimos hechos para juzgarnos o imponer normas, sino para construir nuestro camino de la manera que más consideremos plena, siempre que esto no implique dañar a los demás.
Los tacos y las bebidas se terminaron, la noche siguió su curso, caminé rumbo a casa. Ese día me fui a dormir deseando que cada vez que alguien abra la puerta de su armario, del otro lado encuentre amor, comprensión y respeto. Hoy, también anhelo que llegue el día en el que no haya más puertas que obstaculicen una vida jurídica y social digna para todos, más allá de las creencias personales.
A la que celebramos aquella noche ahora vive feliz al lado de su pareja. Vuelan juntas desde hace ocho años, acogidas por su familia y amigos. Esperan que el futuro para ellas sea cada vez mejor.
Bibliografía:
Arguello Tenorio, Daniel Felipe. (2020). Procesos de aceptación y afrontamiento de la orientación sexual de los integrantes de la comunidad LGBTI: Un estudio de revisión. Consultado el 13/06/21 en http://www.scielo.org.mx/pdf/sm/v37n5/v37n5a5.pdf
Vitaliti, José María y Onofrio Cipolla, Ruben. (2011). Salir del closet: la aceptación del encuentro con uno. Consultado el 13/06/21 en https://docplayer.es/110097294-Salir-del-closet-la-aceptacion-del-encuentro-con-uno.htm
Luján Henríquez, Isabel y Tamarit Rovira, Ana M. (2012). Dinámica familiar ante la revelación de la orientación homosexual de los hijos/as. International Journal of Developmental and Educational Psychology, vol. 3, núm. 1, pp. 301-308 Asociación Nacional de Psicología Evolutiva y Educativa de la Infancia, Adolescencia y Mayores Badajoz, España https://www.redalyc.org/pdf/3498/349832338030.pdf