octubre 26, 2020

Slow gaming, un vistazo a la desaceleración necesaria

Del estereotipo antisocial, al puente de los esports nos dirigimos hacia la paz mental

By In Análisis 10 minutos

Mañana cuando todo es alarmante; ayer cuando todo era presión, encima de las expectativas en tus hombros, siendo que estas a veces ni siquiera son propias, hoy cuando te encuentras obligado a detenerte y la mera idea de hacer planes deja de ser una certeza tangible o digna de celebración. 

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Y es que, nuestra vida acelerada tan desafiante y moderna – como diría Hartmut Rosa – uno de los teóricos sociales más importantes de la actualidad – ha sido una bola de nieve para las generaciones más jóvenes quienes no hacían otra cosa que trabajar incansablemente, luchando por un futuro que lejos de verse prometedor ha dejado más que claro la locura de creer en la seguridad, más allá de ti mismo.

Imagen del juego Assemble with care tomada de Steam.

Justo en este momento es cuando más personas se tomaron un profundo respiro y aceptaron que necesitaba enfocarse en ellos mismos y muchos se abrieron a la oportunidad de refugiarse en el slow gaming.

En busca de la paz mental

Términos como slow gaming, zen gaming o incluso mindfulgamers, han empezado a llamar la atención no solo de los sociólogos sino también de los desarrolladores.
No es sorpresa que cada vez haya más interés en crear recursos dentro de los videojuegos cada vez mas emocionales, experienciales y, por qué no, enfocadas en darle un respiro al usuario de este mundo lleno de humor negro.

Pero dentro de toda esa competitividad: enfoque directo a ganar misiones, matar enemigos, disparar en el menor tiempo posible y desarrollar habilidades musculares con micromovimientos que permitan lograr las mejores jugadas, en tiempo real dentro de los Esports, ¿por qué ahora todos han volteado a ver el potencial del ritmo desacelerante en una entrega?

GRIS || By Munkell (DeviantArt)


Títulos como: Farming Simulator (ya en su 20va edición) nos dejan clara una cosa: existen personas que buscan vivir como un granjero, enfocando todos sus esfuerzos en generar buenas cosechas, manejar tractores por horas y horas al ritmo de una música tranquila, o incluso dedicarle toda su atención a una transmisión de Twitch, donde un gamer se pone a sembrar por horas -justo newcientist.com le dedica todo un artículo a este género tan interesante dentro del mundo de los videojuegos-.

En 2020, estoy segura que más de uno ha tenido esa conversación intensa donde el “coaching” te dice que no hay nada mejor que vivir de tu hobby, que tu trabajo sea tu pasión, que si amas lo que haces no trabajarás ningún día de tu vida.

Hay tantas formas tóxicas de transformar el concepto de amar tu trabajo y profesión con la idea de “absolutamente todo lo que hago debe ser productivo”,al grado de que muchas personas tienden a sentirse tristes si no son expertos en su hobby, cuando el objetivo de éste no es ser el mejor, sino disfrutarlo.
El término “tiempo libre” y “pasatiempo” ha sido cambiado a: ser productivo hasta cuando descansas. ¿Acaso también esto es producto de nuestro mundo capitalista acelerado?

Del estereotipo antisocial, al puente de los esports nos dirigimos hacia la paz mental

Cuando finalmente las personas lograron modificar un poco su perspectiva hacia el hecho de que se puede vivir de jugar, -como si la simple idea de poder generar un recurso económico ya justificara ante la sociedad que tu hijo/sobrino/primo/etc guste de los videojuegos- llega un grupo de personas que simplemente quieren jugar despacio, tomarse su tiempo, tranquilizar el ritmo asfixiante de la industria consumista que te presenta mil veces la misma fórmula (cof cof FIFA).

La gran búsqueda ahora es transformar toda aquella idea de lo que debe ser un videojuego en una experiencia reconfortante, como una sopa caliente o un trago de tu bebida favorita en invierno, actos cotidianos y sencillos como caminar en un bosque, escuchar tus pasos en la nieve, manejar un autobús por la carretera o incluso atender a tus animales en la granja mientras llueve.

¿Nos estamos resistiendo a la aceleración del mundo? ¿Estamos evadiendo esa demanda de transformar nuestro espacio zen, ahora ya parte de un mundo laboral que exige estar pegado ocho horas en la computadora con cámara prendida para justificar ese absurdo planteamiento de productividad empresarial anticuado?

Una pandemia, un Animal Crossing New Horizons, una tanda de personas “no gamers” interesadas en convivir con sus seres queridos a un nivel virtual más relajante y tranquilizador que las redes sociales tóxicas. La fórmula/accidente que los llevó al éxito, el videojuego más vendido en la historia de Nintendo desde hace años.

Ahora los desarrolladores buscan acompañarnos en nuestro crecimiento personal con sus obras

Juegos como Celeste tipo metroidvania donde te transformas en una chica que emprende una aventura, que resulta ser un viaje a la introspección y una lucha contra la depresión y sus demonios internos, sumamente gratificante. Sientes el esfuerzo, el miedo, la confusión y el amor propio al subir esa montaña.

Existen otros títulos diseñados para romper la 4ta pared y demostrar que nada es lo que parece, y puedes vencerlo todo sin tener que recurrir a la violencia, como en Undertale, donde personajes interactúan directamente con el jugador, diseñado para hacerte reflexionar sobre cómo dentro de los videojuegos tenemos muy normalizada la posibilidad de matar a quien tenemos enfrente.

Toriel llevándote la cena – Captura tomada del juego Undertale

Otro título digno de mencionar es Spiritfarer® quien te permite experimentar con el papel de “La muerte”, siendo el encargado de hacerles vivir un excelente fin de ciclo a múltiples y entrañables personajes, permitiéndonos como jugadores trabajar los desapegos.

Los primeros en experimentar al límite con los recursos narrativos interactivos tan llenos de vida, emociones y sobretodo experiencias sensoriales han sido las desarrolladores independientes, pues han podido contarnos fabulosas historias con gráficos muy limitados, pero esto solo nos permite recordar que la portada no debería ser suficiente para juzgar el libro.

Quisiera terminar este artículo reflexivo sobre la imperiosa necesidad de escapar de nuestra realidad pandémica con esta frase de Blaise Pascal: “Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación”, y yo le agrego: “con una consola”.

Written by Brenda Matuk

Es comunicóloga les-cisgénero, maestrante en Marketing Digital & E-Commerce por la Universidad Internacional de la Rioja, docente universitaria, asesora y consultora especializada en branding empresarial, generadora de contenido y estudiosa de los comportamientos humanos dentro de los entornos virtuales y los e-sports. Dedicada a perseguir y tratar de comprender la evolución de las tecnologías y sus efectos sociológicos. Le encanta hablar de feminismo, derechos humanos y diversidad. Intensa videojugadora analítica, su drag queen favorita es Kim Chi y cultiva plantas carnívoras. Su gato se llama Salem. Ama aprender, pero ama más desaprender.

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