Este texto fue escrito como parte de un ejercicio de la 9na generación de la #RedLATAM de Distintas Latitudes.
Vila Portes, barrio fronterizo, calor.
Dueña de ojos azules, cabello corto y blanco como su camisa bordada con “Casa do Migrante”, la gaúcha Hermana Terezinha Mezzalira comparte su carisma misionero scalabriniano: estar entre la gente, apoyar migrantes gratuitamente en totalidad: Desde acogida, orientación con documentos, encaminamientos de salud y de vivienda.
Conoció joven a la congregación con la tía que también era monja, y encontró la vocación.
Vivió en Santa Rosa del Monday, Paraguay, mientras se construía Itaipú. Luego, la frontera Sudáfrica post-apartheid y Mozambique en guerra. Regresó a terminar los estudios en Brasil, vivió 14 años en Paraguay y, en 2008, abrió la Casa do Migrante en Foz do Iguaçu. Allí, pusieron las tres Vírgenes: Luján (Argentina), Caacupé (Paraguay) y Aparecida (Brasil).
Es especialista en migración y nunca deja de estudiar. Reafirma el atendimiento humanitario, mencionando la reciente acogida de expatriados libaneses, múltiples alianzas con organizaciones de minoría católicas y su costumbre con otras culturas. “A veces la gente me dice que ¿no tienes hijos? Yo tengo muchos hijos, todos ustedes son mis hijos. A veces los niños me abrazan y me dicen [en español] abuela”.

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