¿Por dónde empezar a abrazar esa gran masa oscura de sombra? ¿Son mis brazos lo suficientemente fuertes para sostenerme? ¿Soy suficiente?
EMMA
Despierta, de Sherry Camarillo, fue para mí un “regalo del universo”. Llegó en medio de la constante presión laboral y social de los parámetros que se esperan de una mujer en sus 20, una lista enorme de pendientes y muchas, muchas ganas de cambiar la dirección de mi vida.
Este libro narra la historia de vida de Emma, quien está apunto de cumplir 3o años y en su mundo de imperfección se encuentra con un dilema existencial debido a la monotonía y carencia de sentido en su día a día. Poco a poco nos sumerge en la sensación de que el tiempo se está acabando. A Emma su trabajo como escritora en una revista le parece poco apasionante. Su autopercepción negativa e insatisfactoria sobre el futuro y el mundo que la rodea me resultó muy familiar.
En sesión con mi psicoterapeuta me preguntaba lo mismo: ¿Soy suficiente? Después de una ruptura el año pasado, mi mundo se volcó en una depresión que me inhabilito a vivir con la misma pasión que solía hacerlo, pocas veces lo he dicho en voz alta o escrito para que otros lo lean, es tan agotador pensar si realmente puedes cumplir con las expectativas de los demás. Me respondió: “soltar para sostener”. Al principio pensé: ¡Fua, pero que simple! Claro, aún me cuesta entenderla, cuando tenemos las manos ocupadas, aferradas a lo que conocemos, resulta difícil sostener o recibir lo que la vida nos quiere brindar, pero ¿por qué no soltamos? ¿Qué sentido tiene seguir aferrándote?
Tal vez estás buscando en las ramas aquello que sólo se puede encontrar en las raíces
Rumi
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Después de leer Despierta usé el café como un yo auxiliar y mediador entre las demandas de lo que realmente quería hacer: dormir, y el deber ser : terminar la reseña. Ahí estaba yo sentada, con un poco de resistencia a escribir, a punto de descubrir mi regalo, un “Despierta” muy personal.
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Sherry Camarillo, autora nacida en Puebla pero criada en la aridez de Torreón, Coahuila, nos lleva junto a Emma en un viaje de autoconocimiento y la búsqueda del origen de un todo: miedos, sueños, identidad, futuro, el amor y la familia pero, ¿es necesario volver al origen?
Entre los personajes tenemos a Alina, su hermana menor descrita como “un alma vieja”, y quien parece ser lo contrario a Emma: menos reservada, más aventurera; Emilio, quien aparece en su vida como un empujoncito a una toma de decisión importante de Emma, y otros personajes que marcan su historia. Cada uno la describen tan diferente que te hacen preguntarte ¿quién realmente es Emma? Lo que lo hace particularmente interesante es el trasfondo de la historia con cada uno de ellos: su madre y su padre con quienes tiene un vínculo que necesita sanar; sus prospectos de pareja en quienes deposita expectativas y su idea del amor completo; un “Ex” que le rompió el corazón y después de él no volvió a ser la misma. Todo su pasado parecía limitarla a vivir su presente y la certeza de un futuro.
Usar metáforas para suavizar la realidad parece funcionarle a Emma para actuar sin los impulsos que apresuran los resultados de cosas que son inevitables. Mientras más avanzaba con la lectura de Despierta no podía evitar hacerme escenarios ficticios en los que me ponía en el lugar de la protagonista y me di cuenta que no solo yo podría empatizar con su historia, muchas mujeres que viven su segunda década podrán confirmar que la transición de la adolescencia a la madurez que requiere la vida adulta es justo eso, una transición De pronto tu estado emocional y financiero depende únicamente de ti, ya no habrá más herramientas proporcionadas por tus padres o cuidadores y te toca generar las propias, te encuentras haciendo uso de chistes o el sarcasmo para que tu cerebro digiera los hechos traumáticos de la vida y así aprendes a flotar tu solita. Mecanismos de defensa maduros le llaman.
–La apatía se había instalado en mis pensamientos como un virus silente que me enfermaba con la rutina y el conformismo- dice Emma refiriéndose a ella misma; Encajar en su trabajo haciendo solo lo que le piden, ni más ni menos; encajar en la rutina de su pareja sin salirse de lo planeado, encajar en los roles de la hija mayor, la hermana, la compañera de trabajo. ¿En qué momento podía mostrarse tal cual es ella?, ¿cuándo haría lo que ella quería? Había dosificado sus emociones, sus duelos y deseos, estar en la constante búsqueda de ese subidón de adrenalina y la chispa de sentirse acompañada o enamorada era preferible antes que la sensación de estancamiento que evitaba, la dependendencia emocional hacía sus parejas y lo que los otros pensaran sobre su vida tenían secuestrada la responsabilidad de tomar sus propias decisiones.
El inicio de ese viaje tenía un sabor agridulce, despedirse de la familia de México para ir a un nuevo destino. Emma comienza con su propia reflexión con un poco de resistencia al inicio, pero a través de pequeños fragmentos que deja en su diario por fin podemos conocer con sus letras quien es ella.
Te encuentras en un punto que no es el inicio pero tampoco es el final, no sabes cómo nombrarlo porque es muy pronto para saberlo ¿Existe algo que pueda permanecer intacto por el resto de su existencia? En el diario de Emma:
30.01.24
Sospecho que el tiempo no ocurre igual para todos, sospecho en que la medida del tiempo es la mentira más grande para mantener una aprehensión sobre nuestra presencia en la Tierra y sospecho que el tiempo está intrínsecamente relacionado con los estados de ánimo, que, a su vez, tienen que ver con algo más profundo que no sé qué es.
Emma escribía, al fin lo hacía sin importar nada. Su soledad la orillaba a tomar una pluma y pasar sus pensamientos a tinta, quizás así le daba más orden a sus ideas, para ella fue tomar el control. Leerla se sentía como soltar el control.
El viaje de pronto dejó de ser sólo acerca del territorio que pisaba y se convirtió en el del descubrimiento de espacios más íntimos. El mundo de afuera era interesante y maravilloso, pero su mundo interno lo era aún más.
Escribía entre la narrativa de una realidad, sin llegar a ser explícita, y la ficción sin tomar por escudo la evasión. Se permitió afrontar de a poco y sobrevivir a lo absurdo de las relaciones amorosas. Se dio cuenta que era momento de dejar de ser extranjera de su propia vida, dejar que otros tomaran el rumbo de su historia.
No elegimos a los otros al azar,
nos encontramos con aquellos que
ya existen en nuestro inconscient
–Sigmund Freud –
En los meses en que Emma se fue del país, de pronto la ausencia de todo hizo presencia: las preguntas de su madre sobre su vida amorosa que la fastidiaban, las anécdotas de aventuras increíbles de su hermana; lo aburrido que le resultaba despertar a lado de su ex pareja. El apoyo incondicional de sus amigos despertó en Emma algo que muy pronto la devolvió a su origen.
Su carácter y su personalidad dieron la cara y encontró las respuestas que la ahogaban, pero no fue tan agradable encontrarse su envidia, orgullo, miedo, fastidio, todo había sido cómodamente oculto bajo su sarcasmo y apatía por el resto del mundo, pero también supo el porqué llegó a ese colchoncito, fragmentos de su memoria le trajeron a ella momentos de dolor en su vida, recuerdos de una Emma pequeña que no podía sostenerse a sí misma pero tenía que sostener a otras personas antes que a ella, lo que pasó en esa etapa marcó sus patrones relacionales, sus deseos intensos por huir de su vida era solo el alivio temporal de aquel viejo dolor.
***
Ya no quiero pelear contra mí. Me rindo.
Emma
Las palabras mágicas habían sido pronunciadas, pasó algo que resignificó todo lo ya escrito, encontró alivio y decidió cambiar la dirección para no repetir la misma huella que había dejado su pasado. Ya era visible a sus ojos: bastaba una conexión genuina con ella misma, le tomó tiempo, que necesitaba para poder fortalecerse y poder sostenerse. No nacemos con las fuerzas suficientes para caminar por nuestra cuenta, vamos pasito a pasito y cuando ya tenemos la suficiente fuerza nos faltan caminos por recorrer.
Es un ejemplo de cómo nuestro exterior es una muestra de nuestro continuo cambio interno, algunas cosas inevitablemente siguen ahí esperando a ser vistas por más lejos que queramos huir o por más que nos aferremos. Cuando la vida te pone la oportunidad de amar y ser amado, empiezas a sanar; cuando te exige paciencia, valor y compromiso aun a costa de sentir tus heridas, empiezas a sanar; o cuando aceptas tomar la responsabilidad de tus decisiones y hacer las paces con tu pasado, empiezas a sanar.
El pasado no solo puede traernos dolor, sino regalos inesperados. Ahí empiezas a sanar.