“Esta es la noche, la noche del deleite de la tumba…”
Esos son los primeros diálogos que escuchamos recitar a unos niños disfrazados de espíritus infernales a un adolescente con máscara de lobo que hace skate. Los primeros diálogos de la película Boys in the Trees, una película australiana que sucede en los noventas durante una noche de Halloween, celebración que durante esa década no era tan popular como lo retrata el filme, sin embargo el Halloween tiene una particularidad: es una fecha donde la mayoría se viste de quién quiere ser y no hay una crítica al respecto, al contrario, en su mayoría hay aplausos y felicitaciones.
Una noche en la que todos son quienes siempre han querido ser.
La película Boys in the Trees es famosa por dos cosas dentro de la comunidad LGBTQ+: por estar inspirada en una historia que se suponía contaría con un protagonista gay y por terminar contando con un protagonista heterosexual, o al menos es lo que muchos pueden llegar a creer pues se ha vuelto un tema de discusión si la película simplemente escondió a su protagonista haciéndolo pasar por heterosexual y sólo dejando pequeños guiños para que un sector homosexual pueda identificarlos. Así como esta película existen un sinfín de personajes en series y películas que por querer, tontamente, llegar a una mayor audiencia, eliminan o esconden personajes que no sean heterosexuales y es así como al final esos personajes terminan en una tumba fílmica. Es cierto que ha habido excepciones de películas famosas que incluso han sido galardonadas, sin embargo hay algo que prolifera en ese tipo de filmes o series y es la tragedia homosexual, en donde los personajes no tienen finales felices ya sea por una muerte, una enfermedad o una sociedad en su contra, lo cual los convierte en una tragedia. Al menos así era hasta los últimos años.
Simon vs. La Agenda Homosapiens
En el 2012 una película hizo sentir a los jovenes infinitos, aquel año se estrenó Las Ventajas de ser invisible mostrando en sus co-protagonistas a un personaje homosexual cuya finalidad no era el de ser el lado humorístico del filme sino un apoyo al personaje principal. Para muchos esta es de las primeras películas Hollywoodenses en mostrar abiertamente a un personaje homosexual sin tabúes, sin embargo al ser una película “independiente” fueron la suerte y su calidad la que la hicieron resaltar y darle la fama que tiene hoy en día, sin embargo Hollywood aún seguía sin tener un protagonista que perteneciera al colectivo LGBTQ+ en una película comercial.
Los años pasaron y la literatura juvenil empezó a abrir sus puertas a más éxitos de ventas que tenían como protagonistas a personajes homosexuales, lésbicos o bi. Entre ellos estaba el éxito de ventas Simon vs. La Agenda Homosapiens, un libro que llegó a 20th Century Fox en su búsqueda por un nuevo éxito juvenil. El estudio no dudó en adquirir los derechos y lo que empezó con la finalidad de ser un film independiente se convirtió para sus productores en el nuevo éxito que Hollywood necesitaba.
Bajo el título de Love, Simon, llegó una película con una distribución igual a la de una película animada de Disney. El filme no contaba nada nuevo en su historia, sin embargo aportaba algo que el cine juvenil no tenía y que era un protagonista homosexual. Gracias a esto conocimos la historia de Simon, un chico que no tenía problemas sobre su orientación pero que fue “sacado del clóset” por los demás y no de la forma que él quería. Una historia de autodescubrimiento, aceptación y amor que agradó al público y se convirtió en un éxito alrededor del mundo, pero más importante, una historia con final feliz, de esos que casi no existían, ahora era una realidad. Tras el éxito de Love, Simon y la compra de Fox por Disney, la compañia del ratón no dudó en aprovechar esto y realizar una secuela en forma de serie bajo el nombre de Love, Victor, una historia de premisa similar pero ahora enfocada en una persona de ascendencia latina y con la posibilidad de tocar más temas.
¡Hola! La pureza de Heartstopper y la importancia de un final feliz
¿Acaso llegó el momento de hablar de Nick Nelson, el chico que parece un Golden Retriever? O al menos así lo describiría Tao, el mejor amigo de Charlie.
No es sorpresa que series actuales o películas coming of age, incluyendo aquellas que no son LGBTQ+, sean de las favoritas entre un público no adolescente, pues estas no sólo muestran un panorama juvenil sino también algo que a muchos adultos les hubiera gustado ver a una edad más joven.
Muchas personas han criticado a compañías como Netflix y Disney por la inclusión de personajes LGBTQ+ en sus series, y si bien hay casos como Élite, donde sus personajes homosexuales no son tan bien retratados como se debería, existen otros casos como la serie de Disney, Diario de una Futura Presidenta, Chucky, Anne with an E o uno de los casos más recientes: Heartstopper.
Una historia simple pero tan necesaria en la sociedad de hoy en día, que incluso provoca que aquellos con el corazón de piedra tengan ganas de sentir un poco de ese amor que irradian sus personajes. La serie está basada en el webcomic publicado por Alice Oseman, que si bien debo admitir que cuando lo leí había situaciones que para alguien amargado como yo podrían sentirse empalagosas, termine cuatro libros en un sólo día. Mi sorpresa fue cuando llegó el momento de ver la serie y darme cuenta de lo idénticos que eran los actores a sus contrapartes en dibujo y no sólo eso: lo fiel que era la serie al cómic, pues en lugar de quitar extendía y daba trasfondo a más personajes como Elle, la chica trans que pasó a ser una de las favoritas del público.
En la actualidad los cineastas y artistas en diversos medios han mostrado más interés por contar historias felices o de aprendizaje hacia el colectivo LGBTQ+, que por buscar tragedias y no sólo eso: han mostrado cómo una representación de un final feliz se puede ver para alguien homosexual, bisexual, transexual.
Las serie presenta a Charlie, un personaje de quien toda la escuela ya conoce su orientación sexual, aunque no porque él hubiese querido, sin embargo Charlie ha sabido sobrellevar la situación y adaptarse a ello, y con esto se involucra en una relación con otro chico que no ha salido del clóset. Al leer esto podríamos considerarlo algo muy normal, sin embargo se encuentra dentro de una relación abusiva en donde no se le da valor. El nuevo año escolar trae cambios consigo, y esto involucra la mezcla de alumnos de todas las edades en un solo grupo, es ahí donde chico conoce a chico y Charlie se encuentra con Nick, del cual queda enamorado desde el momento en que lo ve, aunque claro, al ser un jugador de rugby lo mas probable es que sea heterosexual. Durante el transcurso de la serie no sólo podemos ver como la cercanía de Charlie y Nick empieza a fluir, si no también como Nick se empieza a cuestionar si lo que siente por Charlie es sólo amistad o algo más, pues a pesar de ese sentimiento él ha sentido lo mismo por otras chicas en el pasado. Heartstopper es una serie que no sólo se concentra en una relación homosexual, sino que decide dar más pasos y mostrar las diferentes etapas y sentimientos dentro de una persona.
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Sería difícil resaltar algún personaje sobre el otro, pues el hecho de que su autora estuviera involucrada tanto en la creación de la serie como en la elección del cast hizo de esta una experiencia perfecta en donde cada personaje resalta por una simple cosa: ser quien es.
Si bien es cierto que otras series de Netflix o incluso de otras plataformas se han robado el corazón de las audiencias, Heartstopper, al ser una serie con una dinámica juvenil sencilla, logra robarse el corazón de todas esas personas que hubiesen querido ver algo así en su juventud y de aquellas que están experimentando dudas o relaciones que pueden ver dentro de la serie. Algo que se puede destacar dentro de la serie es que ni siquiera se enfoca en mostrar un énfasis físico-sexual como otras series que han tratado el tema, sino se enfoca en mostrar los sentimientos y ahí es donde brilla maravillosamente, pues no sólo los muestra en pantalla, sino incluso tomando ilustraciones que se pueden encontrar en el webcomic para hacer una experiencia más amena para quienes desconocen la historia y para les que ya la conocen. Heartstopper es una serie que se sale del molde si se han visto otras como Euphoria o Riverdale, pero ¿existe alguna otra forma de mostrar algo diferente que entre en este tema de finales felices? Sí, sí existe y por más sorprendente que parezca Young Royals lo logró.
La revolución en la Monarquía
Ser un príncipe no es un castigo, es un privilegio. Esas son las palabras que recibe Wilhem tras una riña que desencadena que la familia real decida enviarlo a un internado en donde compartirá espacio con herederes de las familias más privilegiadas del mundo. En un principio Young Royals podría confundirse con una serie al estilo Élite, sin embargo esta serie de tan sólo seis capítulos va más allá de ser una historia de jóvenes envueltos en drogas y sexo. Young Royals es una serie con adolescentes reales y sin aquellos cuerpos perfectos y casi inalcanzables que muestran muchas series hoy en día. Una serie que tomando nota de The Crown nos lleva una primicia bastante llamativa: ¿qué pasaría si el futuro heredero al trono fuese gay?
Desde su concepción se buscó que esta serie contara con adolescentes reales y que su música y fotografía fuesen parte importante al momento de contar la historia de amor entre Simon, un estudiante becado que estudia en el internado y es rechazado por su condición social y Wilhem, el futuro heredero al trono sueco y con quien todos quieren estar. Aunque esto suene familiar, la serie aporta una autenticidad difícil de encontrar en otras del mismo estilo. La primera vez que la vi tenía la expectativa de encontrar algo como Élite o Riverdale pero usando a la realeza como trasfondo. Qué equivocado estaba. Desde su inicio, con Wilhem rompiendo la cuarta pared y una elección musical que atrapa al oído e incluso a lo visual, queda demostrado que nos encontramos ante un producto hecho con pasión y que busca llevar a los adolescentes un drama con las realidades, y para muchos injusticias, que suceden dentro de la corona al guiarse bajo un régimen de imagen, religión y donde la desobediencia no está bien vista ante los ojos de la reina.
“¿Qué pasó con los jóvenes inconformistas?”, nos dice Simon mientras canta en el coro escolar y dirige su mirada a Wilhem. “Parece ser una generación perdida”. Y es a través de las brechas de desigualdades sociales, el amor y lo que no está bien visto en la corona, que nos adentramos a seis capítulos llenos de emociones, en los que a pesar de no tener una conclusión tan feliz como en Heartstopper, no se nos muestra una tragedia sino cómo siempre debemos darnos el valor que merecemos sin importar que tan grandes o importantes sean consideradas otras personas, e invitándonos, en sus últimos minutos, a iniciar una revolución.